(El Inefable) Hoy domingo se celebran elecciones en Grecia,
unas elecciones en las que los griegos deben votar “Sí” o “No” a las exigencias
planteadas por la Unión Europea. El partido del Gobierno les dice a los
votantes que voten “No” mientras que los partidos de la oposición les piden que
voten “Sí”. Ante tal tesitura, los votantes tienen que inclinarse por una de
estas dos opciones con... ¿qué conocimiento de causa?... ¡Ninguno!
El documento en el que se recogen las exigencias de la Unión
Europea consta de 10 páginas. Diez páginas que prácticamente ningún votante ha
leído y que, posiblemente, ningún lector de esta noticia tampoco ha leído. Diez
páginas que si se leyeran tampoco muchos las entenderían ni llegarían a atisbar
las consecuencias que se desprende de lo allí recogido. Por eso, en estas
elecciones, los griegos tienen una cita a ciegas con las urnas, porque van a
votar guiados por su intuición, por sus simpatías o antipatías, por “lo que han
oído”, por lo que les han dicho que tienen que hacer... y no, nadie,
prácticamente nadie, votará con pleno conocimiento de causa.
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