(AZprensa)
A pesar de afectar al 1% de la población española, cerca de 500.000 personas
padecen hidrosadenitis supurativa, una enfermedad invisible y muy poco
conocida”, alerta Silvia Lobo, presidenta de Asociación de Enfermos de
Hidrosadenitis (ASENDHI).
La
hidrosadenitis o hidradenitis supurativa (HS) es una enfermedad dermatológica,
inflamatoria, inmunomediada, sistémica, crónica y progresiva, muy invalidante y
una de las patologías con mayor impacto en la calidad de vida de quienes la
padecen. No requiere estudios ni pruebas para diagnosticarla y con sólo tres
preguntas se podría diagnosticar, pero con frecuencia se desconoce, se
confunden los síntomas o se diagnostica erróneamente.
Prueba
de ello es que según los últimos estudios, los pacientes con HS sufren un
retraso en el diagnóstico de 10 años de media, aunque se ha observado una clara
mejoría entre los jóvenes menores de 30 años, donde se ha logrado reducir
considerablemente el tiempo de diagnóstico.
La
hidrosadenitis supurativa es una enfermedad que se presenta habitualmente en la
pubertad, con lesiones dolorosas, profundas e inflamadas en las áreas del
cuerpo como las axilas, ingles, genitales o zona inframamaria, en el caso de
las mujeres. De hecho, es una patología eminentemente femenina, donde más del
80% de los pacientes son mujeres.
La
HS pertenece al grupo de enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID, por
sus siglas en inglés), y el 18% de sus pacientes tienen, a su vez otra
patología de este tipo, siendo las más comunes la artritis reumatoide (31%), la
psoriasis (26%) o la colitis ulcerosa (12%).
Desde
la aparición del primer síntoma, las personas con HS necesitan unas 26 visitas
al médico, de tres especialidades diferentes y se someten a 5,8 intervenciones
quirúrgicas de media. “Tantas operaciones llevan implícitas hospitalizaciones y
ausencias en el trabajo. De hecho, casi el 30% de los pacientes ha faltado a su
puesto durante más de un mes”, explica Silvia Lobo. “Por otro lado, tan solo el
8% de los encuestados tienen reconocida una incapacidad laboral reconocida. Un
porcentaje muy bajo debido a la tardanza en el diagnóstico y a una incompleta
historia clínica. El desconocimiento de la patología y su banalización hace que
no concedan la incapacidad a los enfermos”,
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