miércoles, 12 de junio de 2019

El consumo equilibrado de grasas es esencial para la salud


(AZprensa) La ingesta de grasas se relaciona casi siempre con el sobrepeso pero, en realidad, su consumo es esencial para la salud. Además de ser una fuente de energía, las grasas tienen un papel fundamental en la composición y funcionalidad de las membranas celulares, participan en la formación de hormonas y otros componentes esenciales de nuestro organismo y desempeñan un papel fundamental en la regulación de las concentraciones de los lípidos sanguíneos y de sus moléculas de transporte, las lipoproteínas.

Las cuatro familias de ácidos grasos - saturados, trans, monoinsaturados y poliinsaturados-, consumidos de una forma equilibrada, son esenciales para preservar la salud. Las principales fuentes de grasa en la dieta humana son los aceites vegetales y grasas animales, aunque también se hallan presentes en frutos secos, cereales y legumbres.

En las dos últimas décadas, la modificación del estilo de vida y hábitos alimentarios en las sociedades occidentales ha provocado un desequilibrio en el consumo de ácidos grasos, con un exceso de grasas saturadas, trans y omega 6, y un defecto de omega 3.

Este desequilibrio favorece el riesgo cardiovascular y genera un contexto de inflamación crónica, que a su vez aumenta el riesgo de muerte súbita, de accidente cerebrovascular, de depresión y de enfermedades neurodegenerativas, incluso de cáncer. Afortunadamente, la corrección del desequilibrio en la ingesta de ácidos grasos a través de la dieta es una medida sencilla y eficaz para conseguir un estado óptimo de salud.

Diversos estudios científicos indican que los ácidos grasos trans procedentes de los aceites vegetales parcialmente hidrogenados incrementan los factores de riesgo y los accidentes cardiovasculares. Asimismo, el consumo de estas grasas se ha asociado a un aumento del riesgo de muerte por enfermedad coronaria y muerte súbita cardiaca además de un mayor riesgo de que aparezcan componentes del síndrome metabólico o diabetes. Este tipo de grasas los podemos encontrar principalmente en alimentos horneados como galletas, bollería industrial, snacks, alimentos precocinados, productos fritos como patatas fritas u otros aperitivos, junto con helados, cremas y batidos.

En la actualidad no todos los tipos de grasas nocivas aparecen reflejados en las etiquetas de los productos que consumimos, por lo que quizá involuntariamente estamos ingiriendo grasas poco saludables sin ser plenamente conscientes. No obstante existen algunos test que nos permiten conocer el tipo y niveles de grasas que estamos consumiendo.

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