domingo, 23 de junio de 2019

Exportaciones para lelos

(AZprensa) Los laboratorios farmacéuticos tienen tan asumido su papel de ser “el malo de la película” que ni siquiera protestan cuando –por ejemplo- los mayoristas compran medicamentos en el país más barato (que suele ser España) para revenderlo después en otros países donde ese mismo laboratorio vende a un precio más alto. Se llama a esto, en el mundo sanitario: “Exportaciones paralelas”. Podrían muy bien llamarse “exportaciones para lelos”, siendo los “lelos” los laboratorios, y de una forma indirecta, también los pacientes.

Pero como los laboratorios tienen alergia a dar la cara ante los periodistas y siempre se ocultan y dan largas y no dan explicaciones… lo único que llega a la población es la opinión de los otros, pero no la de ellos. Por eso, desde esta tribuna, vamos a decir unas cuantas cosas que los laboratorios callan, aunque deberían gritarlo a los cuatro vientos, y los demás se callan porque sólo perjudica a los laboratorios que son “los malos” aunque -como veremos- también perjudique a los pacientes (pero estos ni se enteran del por qué). Veamos:

- Los laboratorios no ponen a sus medicamentos el precio que quieren, es el Gobierno quien les fija el precio para su dispensación a través de la Seguridad Social (que representa más del 90% de lo que se vende en España).

- En España se fijan casi siempre los precios más baratos de Europa.

- Los mayoristas se aprovechan de esta circunstancia legal y en los países “baratos” como España piden no sólo lo necesario para abastecer a España, sino para exportar a otros países.

- Los laboratorios ven cómo en países como Reino Unido, con precios hasta 3 veces más altos, no venden un euro (o sea, una libra) porque les llegan medicamentos con precio español. Ahora bien, de esa diferencia de precio no se benefician los consumidores sino los mayoristas que son los que se quedan con el diferencial.

- Al tratarse de una práctica legal, los laboratorios no han encontrado otro camino que servir menos de lo que le piden los mayoristas para que estos den preferencia al mercado español y no exporten tanto.

- Los mayoristas se dan cuenta y empiezan a hacer cada vez pedidos más grandes. Por ejemplo: si saben que van a vender 32 en España, piden 85 para que les den 50 y así poder exportar esa diferencia.

- Y, en cualquier caso, en numerosas ocasiones el paciente va a la farmacia a por ese medicamento y el farmacéutico no se lo puede servir porque el mayorista ha preferido venderlo a otro país en donde le pagaban más por el mismo.

En definitiva:

1.- Cualquier medicamento que se lance en España tendrá como precio el precio más bajo de la Unión Europea, aunque los pacientes de cada país pagarán el precio fijado en cada país.

2.- En los países “exportadores” como España, habrá falta de ese producto en muchas farmacias en determinados momentos.

3.-Los únicos beneficiados con esta situación serán los mayoristas exportadores que anteponen sus intereses de negocio al fin social que debe cumplir un mayorista en el territorio en donde opere comercialmente.

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