jueves, 12 de noviembre de 2020

Abordaje del ictus durante la pandemia

(AZprensa) La pandemia ha puesto en jaque nuestro sistema sanitario y, si bien es urgente abordar los desafíos impuestos por el Covid-19, no podemos olvidar otras patologías con gran impacto en la salud de las personas. Es el caso del ictus. La sobrecarga actual del sistema sanitario y la reorganización de los recursos hospitalarios está repercutiendo en la atención de los pacientes con ictus, pero también el miedo de la población por acudir a un hospital ante la posibilidad de contagio.
 
El ictus es una alteración brusca de la circulación de la sangre que llega a nuestro cerebro. Puede ser por un coágulo que obstruye el paso de la sangre hacia una parte del cerebro (ictus isquémico) o bien por una hemorragia originada por la rotura de un vaso cerebral (ictus hemorrágico).
 
La evidencia científica demuestra que la trombectomía mecánica permite reducir la discapacidad, mejorar los resultados neurológicos y aumentar las posibilidades de que el paciente recupere su independencia funcional a los tres meses de la intervención. Esto supone que muchos de los enfermos tratados pueden volver a su vida cotidiana sin ninguna secuela.
 
El procedimiento de trombectomía mecánica es rápido y sencillo: el catéter viaja por las arterias centrales del cerebro y al chocar con el trombo sanguíneo despliega un stent para capturarlo y extraerlo.
 
Además, la tecnología también permite realizar un diagnóstico cardiaco para determinar si el origen de un ictus criptogénico -esto es, que se desconoce su causa- se debe a una fibrilación auricular, la arritmia cardiaca más frecuente entre la población que multiplica por 5 la posibilidad de padecerlo. Los sistemas de monitorización cardiaca suministran información continua y automática sobre la actividad cardiaca del portador, lo que permite actuar en la prevención de un posible segundo ictus del paciente.
 
Casi el 90% de los ictus se pueden evitar con buenos hábitos: dieta equilibrada, eliminar tabaco y alcohol, hacer ejercicio y controlar otras enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, los niveles de colesterol y la presión arterial.
 
Unos sencillos hábitos que pueden disminuir el alarmante número de casos que lo convierte en la primera causa de discapacidad en los adultos de nuestro país. Por eso, este año más que nunca, es importante ser más rápidos que el ictus.


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