(AZprensa) En un lugar de La Mancha, no ha mucho tiempo vivía una sencilla y humilde mujer pequeña en tamaño pero grande en santidad. A quienes la conocimos nos dejó su amable recuerdo y a quienes no la conocieron les ha dejado además un ramillete de versos. Son romances que recuerdan la vida de un pueblo de nombre tan poético como Daimiel (Ciudad Real) en la España rural de la primera mitad del siglo XX.
Hoy queremos compartir una curiosa forma de hacer versos, simplemente con los nombres de lugares de Daimiel cuya lectura traerá sin duda muchos recuerdos a los mayores y quizás despierte también la curiosidad entre los más jóvenes.
Este es el fragmento que hemos seleccionado:
¡Caminos de Zacatena,
Navaseca de Don Pedro,
la Máquina, Zuacorta,
Puente Navarro y el Nuevo
y la Casa de los Guardas
y Molemocho deshecho;
Griñón y Flor de Rivera,
Molinos que grandes fueron,
fui de niña a visitarlos
y ahora… casi vieja… vuelvo
con la juventud del alma
(¡por ella no pasa el tiempo!).
Amplia casa que en Bolote
los hijos de Don Lucrecio
en aquellas posesiones
y en los Ardales hicieron;
Medios-Quintos, la Peñuela,
de las Cabezas el cerro,
las casillas de Barajas
que ha más de un siglo fue pueblo;
majadas de los pastores
donde se fabrica el queso;
y la alameda de Briso,
de avecillas el contento,
donde la tórtola arrulla
con canto rítmico y tierno;
Monte de Don Federico,
con dilatado terreno,
lleno de árboles y plantas,
donde florece el romero…
Y al terminar el romance,
expreso agradecimiento
a los que están en las huertas
y nos demuestran afecto
al paso de la tartana,
cuando en ella me detengo
con la borriquita blanca,
que divisan desde lejos,
para obsequiar a los niños
que salen a nuestro encuentro
depositando en sus manos
libros, pastas, caramelos.
Con esta vida sencilla,
evocando aquellos tiempos,
van transcurriendo los días
de solaz y esparcimiento;
respirando un aire sano,
mirando un cielo sereno,
caminando con mi hermana
por los campos de mi pueblo.
Fuente: Extracto del libro “Una santa desconocida”, de Vicente Fisac. Editado por Amazon (en ediciones digital e impresa), el cual recoge la obra poética de Mercedes Fisac Clemente (Daimiel, Ciudad Real, 1889-1981)
Hoy queremos compartir una curiosa forma de hacer versos, simplemente con los nombres de lugares de Daimiel cuya lectura traerá sin duda muchos recuerdos a los mayores y quizás despierte también la curiosidad entre los más jóvenes.
Este es el fragmento que hemos seleccionado:
¡Caminos de Zacatena,
Navaseca de Don Pedro,
la Máquina, Zuacorta,
Puente Navarro y el Nuevo
y la Casa de los Guardas
y Molemocho deshecho;
Griñón y Flor de Rivera,
Molinos que grandes fueron,
fui de niña a visitarlos
y ahora… casi vieja… vuelvo
con la juventud del alma
(¡por ella no pasa el tiempo!).
Amplia casa que en Bolote
los hijos de Don Lucrecio
en aquellas posesiones
y en los Ardales hicieron;
Medios-Quintos, la Peñuela,
de las Cabezas el cerro,
las casillas de Barajas
que ha más de un siglo fue pueblo;
majadas de los pastores
donde se fabrica el queso;
y la alameda de Briso,
de avecillas el contento,
donde la tórtola arrulla
con canto rítmico y tierno;
Monte de Don Federico,
con dilatado terreno,
lleno de árboles y plantas,
donde florece el romero…
Y al terminar el romance,
expreso agradecimiento
a los que están en las huertas
y nos demuestran afecto
al paso de la tartana,
cuando en ella me detengo
con la borriquita blanca,
que divisan desde lejos,
para obsequiar a los niños
que salen a nuestro encuentro
depositando en sus manos
libros, pastas, caramelos.
Con esta vida sencilla,
evocando aquellos tiempos,
van transcurriendo los días
de solaz y esparcimiento;
respirando un aire sano,
mirando un cielo sereno,
caminando con mi hermana
por los campos de mi pueblo.
Fuente: Extracto del libro “Una santa desconocida”, de Vicente Fisac. Editado por Amazon (en ediciones digital e impresa), el cual recoge la obra poética de Mercedes Fisac Clemente (Daimiel, Ciudad Real, 1889-1981)
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