domingo, 22 de noviembre de 2020

Titán, el ciclo del metano

(AZprensa) De los cientos de satélites que conocemos, Titán es el único con una atmósfera densa y el único que contiene líquidos de manera permanente en su superficie, además de poseer estaciones, lluvias, vientos, etc., por lo que es el satélite más parecido a un planeta de cuantos hay en nuestro sistema solar. Se encuentra a una distancia de más del doble que la de su vecino interior Rea (527.040 Km. de distancia Rea por 1.221.850 Km. de distancia Titán) y tarda 15,4 días en completar una órbita alrededor de Saturno. Es el segundo mayor satélite de nuestro sistema solar (5.150 Km. de diámetro), después de Ganímedes (Júpiter); su diámetro es un 50 por ciento mayor que el de la Luna y es más grande en volumen que Mercurio, aunque su masa sólo sea equivalente al 40 por ciento de este planeta.
Su eje está inclinado 27º (24º en la Tierra) por lo que tiene un ciclo estacional como la Tierra, pero mucho más largo ya que dura 29,5 años. Tiene campo magnético aunque es muy débil y su órbita alcanza el exterior de la magnetosfera de Saturno. Está compuesto al 50 por ciento por rocas y hielo, con abundante presencia de hidrocarburos y la posible existencia bajo el subsuelo (a unos 100 Km. de profundidad) de océanos, unos formados por agua con amoníaco disuelto y otros formados por hidrocarburos. Su gravedad es de 1,37 m/s.
 
En su estratosfera (entre 50 y 100 Km. de altitud) hay nubes similares a los cirros terrestres (aunque en la Tierra este tipo de nubes se forman a 18 Km. de altitud) compuestas, en este caso, por cristales de hidrocarburos. Y también hay en esa estratosfera otras nubes a las que han calificado como “nubes imposibles”. Están formadas por un compuesto de carbono y nitrógeno conocido como dicianoacetileno (C4N2), un ingrediente del cóctel químico que colorea en marrón-naranja la atmósfera nebulosa de Titán. "La aparición de estas nubes de hielo va en contra de todo lo que sabemos acerca de la forma en que se forman las nubes”, ha declarado el investigador de la NASA, Carrie Anderson.
 
Más abajo está su intrigante atmósfera, compuesta en un 95 por ciento por nitrógeno y un 5 por ciento de metano, si bien también hay trazas de otros hidrocarburos. Su atmósfera es 1,5 veces más densa que la de la Tierra y, sin que nadie haya encontrado una explicación hasta el momento, gira más rápido que el satélite (tal como sucede igualmente, de forma excepcional, en Venus). Tiene numerosas nubes compuestas de etano, metano y compuestos orgánicos simples, más abajo una capa nubosa de hidrocarburos y a nivel de suelo una bruma anaranjada y espesa tal como se pudo comprobar por los análisis y fotografías enviados por la sonda Huygens que logró aterrizar en este satélite. Para hacernos una idea de su luminosidad, de cómo sería nuestra visibilidad si pisásemos este satélite, diríamos que sería como en una noche de luna llena pero con un resplandor 350 veces más grande que el que nos proporciona nuestra Luna.
 
Si en la Tierra tenemos el ciclo del agua, en Titán se da el ciclo del metano, es decir un ciclo muy parecido al que tenemos en la Tierra pero en ambiente mucho más frío. La atmósfera se ve influenciada por el efecto de marea de Saturno que es 400 veces más fuerte que el que ejerce la Luna. Esto origina una importante nubosidad así como tormentas y lluvias que no son de agua sino de metano líquido, las cuales pueden arrojar hasta 50 o 100 l/m2 anualmente. En la atmósfera de Titán, el nitrógeno y el metano reaccionan para producir una amplia variedad de materiales orgánicos. Los científicos creen que los materiales más pesados caen a la superficie en donde el metano se filtra y deja en el suelo unos restos de materia orgánica, y cuando estos materiales caen directamente sobre los lagos o mares, se disuelven al entrar en contacto con el metano líquido mientras que los elementos insolubles como nitrilos y benceno, van directamente al fondo del mar.
 
Esta intensa actividad mantiene joven la superficie de Titán, que ofrece una gran variedad de accidentes geográficos. Hay sistemas montañosos de 150 Km. de largo, 30 Km. de ancho y 1,5 Km. de altitud, si bien la composición de dichas montañas se piensa puede ser de hielo cubierto con una especie de nieve de material orgánico. Otras montañas alcanzan los 2 Km. de altura, sobre todo en la línea del ecuador en donde se formaron posiblemente por la dilatación al irse congelando en parte los océanos interiores. Se han observado cañones escarpados y profundos (de 240 a 570 metros de profundidad) que se inundan con hidrocarburos. Hay zonas de dunas que llegan a abarcar 1.500 Km. de longitud y 150 metros de altura. Hay cráteres de impacto, aunque muchos menos que en cualquier otro satélite, teniendo el mayor de ellos un diámetro de 440 Km. Pero también tiene volcanes, en este caso criovolcanes (el agua líquida hace el papel de la lava y el hielo hace el papel de las rocas), algunos de ellos con picos de 1.000 metros de altura y 1.500 metros de profundidad. Hay también ríos, siendo el mayor uno que tiene 400 Km. de longitud, y en algunos casos esos ríos tienen deltas. Hay multitud de lagos de todos los tamaños, algunos con formas alargadas de 400x150 Km. y otros que alcanzan los 100.000 Km2. Y hay mares líquidos sobre su superficie (tres de ellos agrupados cerca del Polo Sur) con profundidades que llegan a los 160 metros, y continentes. Todo como en la Tierra, pero de una forma muy diferente porque aquí no es el agua sino el metano quien toma el protagonismo. Según se ha cartografiado, la superficie liquida de Titán es de 1,6 millones de Km2, los hidrocarburos que posee son superiores a las cantidades encontradas en nuestro planeta, y el material orgánico es mayor que el de todas las minas de carbón de la Tierra.
 
"La Tierra es cálida y rocosa, con ríos de agua, mientras que Titán es frío y helado, con ríos de metano. Y sin embargo, es notable que encontramos características similares en ambos mundos", ha declarado Alex Hayes, un colaborador de equipo de radar de Cassini en la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York). Y como ha afirmado Steve Wall, responsable del equipo de radar de Cassini en el laboratorio de la NASA en Pasadena (California), "Titán no nos deja de sorprender". Y lo seguirá haciendo.
 


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