(AZprensa) En estos tiempos de crisis es desgraciadamente
frecuente ver cómo despiden a algún periodista o comunicador sin más motivo que
la falta de “sintonía” con la dirección o la inmoralidad de buscar a otro que
se conforme con un salario más bajo.
Cuando este tipo de noticias se produce se suelen ver
titulares del tipo “se despide con agradecimientos” ya que el despedido da las gracias, pero ¿a quién? Por eso voy a meter el
bisturí en dicha frase para descubrir lo que hay dentro.
Cuando se dice “con agradecimientos” hay que entender que
dicho agradecimiento va dirigido a los colegas de profesión, a los compañeros
de trabajo... pero nunca a los directores o gestores de la empresa que los ha
despedido, entre otras cosas porque dicho despido no está motivado por razones
profesionales sino por simpatías/antipatías mutuas o, más generalmente, porque
sencillamente prefieren despedir a dos que trabajen mucho y bien pero que
también cobren mucho, para contratar en su lugar a uno que, cobrando menos,
haga el trabajo de los dos. Por consiguiente, la frase “se despide con
agradecimientos” debería completarse diciendo “se despide con agradecimientos a
sus colegas, compañeros y amigos, y con indignación y desprecio hacia quienes
injusta e inmoralmente le han despedido”.
Y profundizando aún más el bisturí, nos encontramos con
la razón, la triste razón, que impide poner la frase completa: el despedido aún
tiene bastante vida laboral por delante y si no se despide con agradecimientos
verá dificultada su contratación por otra empresa y muchas puertas se le
cerrarán a la hora de intentar buscar trabajo aunque sea como free lance.
En definitiva, los agradecimientos sólo esconden la
inevitable necesidad de tener que seguir trabajando para seguir viviendo. El
que canta las verdades y llama sinvergüenzas a quienes lo son, podrá quedarse
muy a gusto emocionalmente... pero pondrá en peligro el imprescindible alimento
que reclama su cuerpo.
No voy a dar nombres en este artículo de opinión, pero
esos nombres los puedes poner tú mismo cada vez que veas cómo una empresa u
organización despide por capricho a cualquier excelente profesional.
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