(AZprensa) Mucho nos escandalizamos de los botellones y
miramos entre asombrados e indignados las noticias que centran su foco en los
destrozos de mobiliario urbano, en toda la suciedad que dejan y en el ruido y
molestias que causan a los vecinos. Sin embrago nos olvidamos de tres cosas
importantes:
1.- Cuál es el momento actual
2.- Qué modelos de comportamiento siguen
3.- Qué consecuencias tiene esto para su salud
1.- Tras un año largo de pandemia y restricciones, los jóvenes han dado rienda suelta a su necesidad de diversión y socialización a través de los estándares de conducta aprendidos. La percepción de riesgo por parte de la población general, y de los jóvenes en concreto, tiene mucho que ver con el consumo de alcohol. En nuestra sociedad hay una normalización de las bebidas alcohólicas desde el mismo momento del nacimiento y una correlación de su consumo asociada a ‘comer bien’ (nutrición, gastronomía) y a pasarlo bien (para ir de fiesta hay que beber). Los adolescentes simplemente replican lo aprendido y, sin embargo, los adultos ponemos el foco en culpabilizar su comportamiento.
2.- Los adolescentes están conviviendo durante toda su vida con el consumo de alcohol de sus padres y círculos más cercanos, en donde se ve el consumo de alcohol como algo normal y como sinónimo de pasarlo bien. Cuando un joven empieza a beber lo que busca en realidad es sentirse integrado en el grupo y no verse excluido. Comprueba además como esa desinhibición que provoca el alcohol le permite aumentar su interacción social y por lo tanto considera el alcohol como imprescindible para ser incluido en el grupo.
3.- La evidencia científica sugiere que el abuso de alcohol en adolescentes se asocia a un empobrecimiento de algunas funciones cognitivas y neuropsicológicas incluyendo problemas en el aprendizaje, en la memoria, en la función visual y espacial, y en las funciones ejecutivas (tales como la atención, la velocidad psicomotora y la inhibición de repuestas). El consumo de alcohol durante la adolescencia tiene efectos negativos en los proceso madurativos que se producen en el Sistema Nervioso Central durante esta etapa, pudiendo afectar tanto a la organización y estructura del cerebro, como a aspectos funcionales (como la actividad cerebral durante las tareas de funcionamiento ejecutivo, control de la atención y sensibilidad a la recompensa; estos efectos además pueden perdurar en la vida adulta.
Y sin embargo los medios de comunicación sólo hablan de los actos vandálicos, de la suciedad y de las molestias de los vecinos, sin reparar en ninguno de los tres aspectos mencionados anteriormente.
Fuente: Sociedad científica Socidrogalcohol en su III Congreso Internacional (21-23 de octubre 2021, Barcelona).
“Castidad & Rock & Roll”, una novela de acción que muestra cómo una juventud distinta es posible.
Disponible en Amazon, en ediciones digital e impresa.
Más información: https://amzn.to/3tkj0eC
1.- Cuál es el momento actual
2.- Qué modelos de comportamiento siguen
3.- Qué consecuencias tiene esto para su salud
1.- Tras un año largo de pandemia y restricciones, los jóvenes han dado rienda suelta a su necesidad de diversión y socialización a través de los estándares de conducta aprendidos. La percepción de riesgo por parte de la población general, y de los jóvenes en concreto, tiene mucho que ver con el consumo de alcohol. En nuestra sociedad hay una normalización de las bebidas alcohólicas desde el mismo momento del nacimiento y una correlación de su consumo asociada a ‘comer bien’ (nutrición, gastronomía) y a pasarlo bien (para ir de fiesta hay que beber). Los adolescentes simplemente replican lo aprendido y, sin embargo, los adultos ponemos el foco en culpabilizar su comportamiento.
2.- Los adolescentes están conviviendo durante toda su vida con el consumo de alcohol de sus padres y círculos más cercanos, en donde se ve el consumo de alcohol como algo normal y como sinónimo de pasarlo bien. Cuando un joven empieza a beber lo que busca en realidad es sentirse integrado en el grupo y no verse excluido. Comprueba además como esa desinhibición que provoca el alcohol le permite aumentar su interacción social y por lo tanto considera el alcohol como imprescindible para ser incluido en el grupo.
3.- La evidencia científica sugiere que el abuso de alcohol en adolescentes se asocia a un empobrecimiento de algunas funciones cognitivas y neuropsicológicas incluyendo problemas en el aprendizaje, en la memoria, en la función visual y espacial, y en las funciones ejecutivas (tales como la atención, la velocidad psicomotora y la inhibición de repuestas). El consumo de alcohol durante la adolescencia tiene efectos negativos en los proceso madurativos que se producen en el Sistema Nervioso Central durante esta etapa, pudiendo afectar tanto a la organización y estructura del cerebro, como a aspectos funcionales (como la actividad cerebral durante las tareas de funcionamiento ejecutivo, control de la atención y sensibilidad a la recompensa; estos efectos además pueden perdurar en la vida adulta.
Y sin embargo los medios de comunicación sólo hablan de los actos vandálicos, de la suciedad y de las molestias de los vecinos, sin reparar en ninguno de los tres aspectos mencionados anteriormente.
Fuente: Sociedad científica Socidrogalcohol en su III Congreso Internacional (21-23 de octubre 2021, Barcelona).
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