(AZprensa) Hay que
pensar en algo básico y esto incluiría, en primer lugar, en pedir permiso,
establecer muy claramente quién eres. Hay que ser cálido y abierto, es decir,
comportarse como un ser humano. Hay que tomarse un poco de tiempo para conocer
a la persona que tienes delante antes de hacerle la entrevista. No digas
sencillamente “soy periodista, dime qué ha pasado”. No. Date un tiempo, aunque
sólo sean unos pocos minutos. Si lo haces así y aprovechas ese tiempo, vas a
crear una relación de confianza. Pero antes aún, infórmate todo lo que puedas,
investiga previamente sobre lo sucedido, no se te ocurra llegar de sopetón
cuando la persona está completamente angustiada para empezar a ametrallarla con
toda esa serie de preguntas que llevabas preparadas y cuya respuesta ya la
tienes en mente. Intenta averiguar antes todo lo que puedas y después, tómate
tu tiempo para interesarte por la persona que vas a entrevistar y ganarte su
afecto y confianza antes de hacerle la entrevista.
Asume las
dificultades que entraña una situación de este tipo. Di que “esta es una
historia terrible y yo siento muchísimo que haya sucedido algo así. Comprendo
que debe ser algo muy difícil para usted...”. Esto está bien decirlo, asumirlo,
ser exacto y honrado. No mientas, no ocultes que eres periodista. Hay que ser
sincero y hablar con exactitud. Utiliza correctamente las palabras que te
responda el entrevistado y nunca las saques de contexto.
(Cont...)
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