domingo, 23 de marzo de 2025

El veneno sin antídoto (2)

(AZprensa) Gramoxone (paraquat) era un herbicida que tras su aplicación (pulverizándolo sobre las hierbas que queríamos eliminar) las secaba con gran rapidez, y daba igual de qué hierba se tratase porque era lo que se llamaba “un herbicida total” y “un herbicida de contacto”, es decir: lo que tocaba lo secaba… si era algo verde. Porque esa era una de sus grandes ventajas: Sólo actuaba sobre las partes verdes de las plantas (interrumpía la fotosíntesis con lo cual mataba a la planta) y no tenía ningún efecto sobre las partes que no ejercían la función clorofílica: troncos, ramas, raíces… Por ello no había ningún problema en que, a la hora de aplicar el producto, la pulverización alcanzase los troncos, porque a estos no les hacía nada, sólo atacaba las partes verdes.  Por otra parte, al matar las partes verdes de las hierbas, no afectaba a sus raíces, con lo cual al cabo de un tiempo esas hierbas podían volver a crecer y, en ese caso, tampoco había ningún inconveniente en volver a pulverizar sobre ellas y secarlas.
 
Los que no estén metidos en el mundo de la agricultura se dirán “¿y para qué quiere un agricultor secar las hierbas?”. Y es que a esas hierbas, en el mundo de la agricultura, se las llama “malas hierbas”, y no porque sean malas, sino porque crecen en sitios donde al agricultor no le interesa. Esas hierbas, como todo ser vegetal, se alimentan de la humedad y los nutrientes del suelo y, por lo tanto, compiten con los cultivos de los que vive el agricultor. Es por esto que un cultivo en donde se hayan eliminado las “malas hierbas”, crecerá más sano y fuerte y dará más y mejores frutos al haber eliminado esas plantas competidoras.
 
Otras ventajas de Gramoxone eran que se inactivaba en contacto con el suelo, no dejando residuos, no era volátil, y actuaba de forma eficaz cualquiera que fuesen las condiciones climatológicas o el estado del suelo. De la extrema versatilidad de este producto baste decir que no sólo se utilizaba para secar las malas hierbas que competían con los cultivos, sino que también se utilizaba para secar las hierbas que crecían en los tejados, o en zonas asfaltadas, e incluso había una empresa especializada que se ocupaba de aplicar el producto en las vías de ferrocarril de toda España para evitar el riesgo de accidente ferroviario si estas hierbas crecían demasiado en algún tramo del recorrido. Por eso, uno de los eslóganes más utilizados de este herbicida decía: “En cualquier hierba, en cualquier momento y en cualquier lugar”. Era, en definitiva, un producto que siempre tenían a mano y utilizaban con frecuencia todos los agricultores.
 
Se presentaba en envases de 250 cc, 1 litro y 5 litros, en forma de líquido soluble. Se recomendaba diluir 400 a 600 cc por cada 100 litros de agua. Hecha así la preparación, se pulverizaba sobre los hierbas y malezas que se quisieran secar, con cuidado de no tocar partes verdes de los cultivos que se intentaba proteger y, por supuesto, se insistía en la necesidad de ir debidamente protegido con mono, guantes y mascarilla, para que la pulverización no alcanzase ninguna parte del agricultor que lo estaba utilizando ni por supuesto respirase dicha pulverización.
 
La confianza y el riesgo
 
Pero he escrito las palabras “cuidado”, “protegido”, “protección”… y todas estas palabras son contrarias a esta otra palabra: “familiaridad”. Y por ahí comenzaron los problemas. Porque el Gramoxone (paraquat) se utilizaba tanto, y lo utilizaban tantos agricultores, que se había vuelto un producto extremadamente familiar, vamos, casi como uno más de la familia. Y cuando hay familiaridad hay exceso de confianza, y cuando hay exceso de confianza… aparecen los riesgos.
(Continuará…)
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon:
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