lunes, 24 de marzo de 2025

El veneno sin antídoto (3)

(AZprensa) No era raro encontrar agricultores que pulverizasen el herbicida multiusos Gramoxone (paraquat) sin la debida protección y no era raro tampoco que todos los años se produjese algún accidente.  El contacto del paraquat con las membranas mucosas (aunque estuviese debidamente diluido en agua), producía lesiones cáusticas, y la absorción de la toxina podía provocar lesiones pulmonares, hepáticas, renales y miocárdicas. No estamos hablando de riesgos leves, sino de riesgos que podían ser muy importantes e incluso letales, y es por ello que ICI cambió su formulación añadiendo a la misma un emético, una sustancia que provocaba el vómito para que así un ingestión accidental del producto estuviese el menor tiempo posible en contacto con las membranas mucosas del interior del cuerpo humano.
 
A pesar de todo, cada año había algún ejemplo de negligencia, incluso tan brutal como la de algún agricultor que –después del uso del envase de Gramoxone- lo lavaba y lo utilizaba como botella de agua para beber. Alguna vez sucedió; y a pesar del lavado que hubiese hecho de esa botella, los efectos tóxicos por haber contenido ese envase el paraquat no desaparecían del todo y ese desaprensivo agricultor ingresaba más o menos grave en el hospital.
 
Y aún había más. Aunque con menos frecuencia, también se daban casos de suicidio y –al ver la etiqueta de “veneno” en el envase- a alguno se le ocurrió beberse el producto. Aquello ya eran palabras mayores, y desde luego no recomiendo a ningún suicida que utilice este método. Para suicidarse hay muchos otros métodos más rápidos y por supuesto menos dolorosos. Beber paraquat, aunque sólo sea un sorbo, destroza los tejidos internos por los que va pasando y, aunque la sustancia emética que lleva en su formulación actúe y provoque el vómito, el daño ya está hecho. Una vez trasladado el paciente al hospital no se dispone de ningún antídoto específico y lo único que puede utilizarse es un profundo lavado gástrico para después introducir una sonda para administrar una solución de un litro con 150 g en suspensión de “tierra de Fuller” y un 20% de manitol. Es lo único que se puede hacer. Y, por supuesto, rezar.
 
Así era Gramoxone (paraquat), el herbicida más utilizado del mundo que podían utilizar todos los agricultores “en cualquier hierba, en cualquier momento y en cualquier lugar”, y que cualquier persona podía adquirir fácilmente. Pero los accidentes e irresponsabilidades que se fueron produciendo a lo largo de los años por su uso masivo, falta de protección y exceso de confianza, la valieron ese calificativo de “el veneno sin antídoto”. Pero han pasado muchos años desde entonces y te preguntarás: “¿Qué ha sido de él?”.
(Continuará…)
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon:
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