(AZprensa)
Durante las últimas tres décadas, en la mayoría de las regiones productoras de
vino, la madurez de las uvas se ha producido cada vez más temprano. Debido al
cambio climático, la concentración de azúcares es cada vez mayor y la de
antocianinas, responsables del color en las variedades de vid tinta, es cada
vez menor. Ese desacoplamiento entre azúcares y antocianinas determina si los
vinos tienen una calidad suficiente. El aumento de los niveles de dióxido de
carbono y de temperatura, así como la reducción en la disponibilidad de agua
(los tres factores principales relacionados con el cambio climático) influyen
en el acortamiento del tiempo de maduración.
Un
equipo de científicos liderado por el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) ha descubierto los procesos clave implicados en esta pérdida
de color a partir de un estudio con uvas de tempranillo tinto. Los resultados,
que aparecen publicados en la revista “Photosynthesis Research”, demuestran que
la fotosíntesis, desde el cuajado (el momento en que las flores en la vid son
fecundadas y se transforman en fruto) y la cantidad de importan las uvas, desde
el envero hasta la madurez, son procesos clave implicados en el desequilibrio
entre los azúcares y las antocianinas.
“Hasta
ahora, diferentes grupos de investigación habían atribuido todos estos cambios
al aumento de la temperatura, sin tener en cuenta el incremento simultáneo de
la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y la disminución de la
disponibilidad de agua en el suelo”, ha declarado el investigador del CSIC
Fermín Morales.
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