Más
del 35 por ciento de los españoles se consideran fumadores. A los 15 años fuma
regular u ocasionalmente un 52 por ciento de los jóvenes y la práctica
totalidad de los fumadores iniciaron este hábito antes de los 20 años. La tendencia
es que el consumo de tabaco está descendiendo entre los hombres y aumentando en
las mujeres.
En
cuanto a los pacientes asmáticos, el 15 por ciento de los españoles que sufren
asma afirman ser adictos al tabaco y más del 16 por ciento sufren la condición
de fumadores pasivos.
Las
graves consecuencias que provoca el humo del tabaco para la salud de cualquier
individuo no se hacen evidentes en el momento, no limitan ni dificultan la
realización de sus actividades cotidianas. Sin embargo en el caso de los
asmáticos existe una relación muy directa
entre el tabaco y el agravamiento de sus síntomas, la resistencia a
determinados tratamientos, la mayor incidencia de infecciones respiratorias, la
progresiva incapacidad para llevar una vida activa y la dificultad para
practicar ejercicio físico.
El
objetivo principal de los profesionales sanitarios debe ser que sus pacientes
asmáticos abandonen el hábito de fumar, ya que se considera la mejor actitud
terapéutica aislada de todo conjunto de medidas que se disponen para mejorar su
estado de salud y calidad de vida. Así, por ejemplo, y según algunos estudios, el
simple hecho de que el médico aconseje dejar de fumar consigue una tasa de
abandonos del 5 por ciento. Y cuando además de este consejo, se ofrecen al
paciente intervenciones sistematizadas con el apoyo de terapia psicológica
conductual y de sustitución nicotínica, el
porcentaje puede alcanzar el 40 por ciento.
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