(AZprensa) Desde que el partido político Podemos ha entrado a formar parte del Gobierno y le han dado –entre otros- el Ministerio de Igualdad, la lucha feminista se ha desbocado y, por ejemplo, ahora andan empeñadas en cambiar todas las señales de tráfico en donde aparece el monigote de un hombre o bien aparecen dos monigotes (uno de hombre y otro de mujer) pero el del hombre va delante, lo que para ellas constituye una afrenta.
Con tales desvaríos no es de extrañar que muchos nos preguntemos si es o no una señal de machismo el ceder el asiento a una mujer cuando vamos en cualquier transporte público. Porque si de igualdad se trata (como se llama ese ministerio) tanto mujeres como hombres deberían ser iguales a la hora de sentarse y por lo tanto ninguno de ellos debería ceder el asiento al otro, sino ocuparlo el que llegase primero.
Pero hete aquí que no todas las feministas ven bien esta igualdad, ya que quieren igualdad para todo menos para esas cosas en donde ellas tienen privilegios, y ese privilegio que durante décadas hemos considerado “cortesía” (el ceder el asiento a una mujer) ellas no lo ven como un gesto de machismo sino como un derecho adquirido que no quieren que les quiten.
¿Qué hacer entonces para no ser un grosero (no ceder el asiento a una mujer) ni un machista (cederle el asiento)? Los noruegos tienen superado este problema desde hace mucho tiempo. ¿Sabes cómo?
Hay una regla social no escrita según la cual ninguna persona que esté sentada en un transporte público (sea hombre o mujer) cede el asiento a nadie. Es al contrario. Cuando una persona (sea hombre o mujer) necesita de verdad sentarse, se lo pide a la persona que esté sentada (sea hombre o mujer) y esta o este le cede el asiento.
Claro que hay una diferencia cultural muy grande entre España
y Noruega. Si esta norma se implantase aquí, veríamos un día sí y otro también cómo
muchas personas te pedirían que les dejases el asiento aunque ellas fuesen más
jóvenes, más fuertes y más descansadas que tú. Por el contrario en Noruega la
gente es honesta y quien pide que le cedan el asiento es porque de verdad lo
necesita y quien se lo cede lo hace con agrado porque allí la educación, el respeto, la honradez y la
solidaridad son normas comunes de convivencia desde hace siglos.
Un país muy diferente al nuestro...
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