jueves, 11 de abril de 2024

Muertos y risas

(AZprensa) Movistar acaba de estrenar una nueva serie titulada “Muertos S.L.” y, tras visionarla no he podido resistir la tentación de escribir sobre las dos cosas que me ha sugerido esta serie.
 
¿Qué humor nos queda?
 
En primer lugar, decir que es una comedia que sólo pretende hacer pasar a los tele espectadores un rato entretenido y divertido, sin más pretensiones. Pero, claro, series de comedia en televisión hay muchas y es necesario diferenciarse de las demás. Y ahí hay un problema. Cada vez hay más “ofendiditos”, esas personas que se ofenden por todo lo que vaya en contra del “pensamiento único” y por consiguiente no se puede hacer humor de muchas cosas. Por ejemplo: no se pueden hacer bromas con el color de la piel, ni con la raza, ni con el género sexual, ni con defectos físicos, ni... Cada vez hay más restricciones y a poco que digas o hagas algo ya te estarán tachando de “políticamente incorrecto” y como sigas por ese camino te acabarán sancionando, silenciando e incluso persiguiendo. Así que puestos a elegir un tipo de humor poco frecuentado y un escenario adecuado para desarrollarlo, a sus guionistas no se les ha ocurrido otra cosa que optar por el “humor negro” y situar la acción de esta serie de comedia en un tanatorio en donde nos cuentan las tribulaciones de una funeraria y de sus empleados: Que si la grúa se ha llevado el coche fúnebre con un cadáver dentro, que si el cadáver no llega a tiempo a la capilla, que si no hay que decir “muerto” sino “difunto”, que si guardan las cervezas en la cámara mortuoria para que estén fresquitas…
 
En fin, reconozco que el humor negro siempre ha existido y no veo razón alguna para que no se pueda hacer este tipo de humor, sobre todo si está hecho (como en este caso) con respeto. Porque una cosa es la broma y otra muy distinta la burla. Broma se puede y se debe hacer de todo y de todos; en cambio la burla es algo que debería rechazarse e incluso perseguirse. No hay nada más sano que reírse de uno mismo, de nuestra fragilidad, de nuestras miserias, de lo breve que es nuestra vida y la exagerada importancia que le damos…
 
Hoy día, por ejemplo, se siguen poniendo en televisión (en multitud de canales y muchísimas veces repetidas) películas de Paco Martínez Soria, de Mariano Ozores, de eso que se llamó el “landismo”, de Pajares y Esteso, etc. Todas ellas películas con poca calidad cinematográfica, pero muy divertidas y que en su día (y todavía hoy) cosecharon gran éxito de público. Pues bien, a la vista de cómo está hoy el patio (eso de lo “políticamente correcto” y de tanto “ofendidito” como hay) estas películas deberían estar prohibidas. En ellas se hacen chistes sobre negros, sobre razas, sobre personas con defectos físicos, sobre “mariquitas”, etc. ¡Y no pasa nada! ¡Simplemente son bromas, son chistes, son gags sin más intención que despertar la sonrisa! ¡No pretenden ofender a nadie! ¡Y no se burlan de nadie! Realmente, si hay algo que ofende hoy en día es ver cómo hay tanto “ofendidito” suelto por ahí.
 
Fracaso asegurado
 
El otro pensamiento que me viene a la cabeza tras ver los dos primeros episodios de esta serie, es que está abocada al fracaso. Y no porque sea mala (tampoco es que sea buena) sino porque toca un tema tabú en la sociedad. Hablar de la muerte, recordarnos a todos que nos vamos a morir… es recordarnos lo estúpidos que somos al dar tanta importancia a la vida material, a las chorradas que hacemos, a la vida insulsa y vacía que llevamos. Es recordarnos que el día menos pensado vamos a desaparecer de este planeta y vamos a dejar aquí todas nuestras pertenencias, todos nuestros logros, todo nuestro orgullo. Y es que entonces uno se pregunta “¿y para qué?”. Eso digo yo. ¿Para qué damos tanta importancia a las cosas materiales? ¿Por qué nos afanamos en “poseer” cosas materiales en vez de compartirlas? ¿Por qué nos encerramos en nuestro egoísmo y queremos que el mundo gire a nuestro alrededor en vez de mirar a quienes nos rodean y fusionar con ellos nuestro espíritu?
 
La gente no quiere pensar, se tapa los ojos y los oídos cuando alguien dice cosas como las que estoy escribiendo, y a continuación se ponen a hacer otra cosa para borrar el impacto que les hayan podido causar esas palabras o imágenes. No quieren verse empequeñecidos como así es la realidad de todos aquellos que sólo se consideran un “cuerpo físico” sin nada más en su interior.
 
Por lo tanto mi predicción es que esta serie, una comedia que te hace sonreír y pasar un rato entretenido, será un fracaso comercial, porque nadie quiere verse como es en realidad.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon.

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