viernes, 7 de junio de 2024

Los enemigos del rigor en periodismo de empresa (y 5)

(AZprensa) Los periodistas que trabajan para una empresa y los periodistas que deben o no divulgar esas informaciones que les llegan de las empresas, se enfrentan a diario a un dilema ético, más acentuado aún en el caso de las informaciones que provienen de laboratorios farmacéuticos. Veamos el caso…
 
Ética sin discriminaciones.- Hablando de la ética, del derecho a la información, de la transparencia informativa, no puedo menos que afrontar ahora un tema que no deja de sorprenderme y que supone una clara discriminación hacia los ciudadanos, a quienes se está hurtando el derecho a una información.
 
Me refiero a ese falso “pudor” cuando no “persecución censora” que lleva a muchos redactores de medios de comunicación a ocultar a los ciudadanos el nombre de los laboratorios farmacéuticos que protagonizan las noticias, así como de los medicamentos de los que se habla “pero sin citar”. Eso es lisa y llanamente coartar el derecho a la información y llevar al engaño al lector. Valgan un par de ejemplos.
 
En una ocasión un diario de gran tirada dedicó una página completa a hablar de un libro que se había editado sobre la comunicación entre médico y paciente. Una información realmente interesante que, tras su lectura, generaba en muchos profesionales sanitarios y estudiosos del tema el deseo de comprar el libro o al menos obtener más información sobre el mismo. Sin embargo, en esa noticia (que ocupaba toda una página) no se citaba ni el nombre de la editorial ni se aportaba ningún dato que permitiese la localización de dicho libro. Posiblemente más de un lector acudió a alguna librería pidiendo que le buscasen ese libro... Una pérdida de tiempo total, puesto que el citado libro había sido editado por un laboratorio farmacéutico (no se daba su nombre en la noticia), no estaba a la venta (nada de esto se indicaba en la noticia) y era el propio laboratorio quien lo entregaba gratuitamente a todas aquellas personas que estuviesen interesadas en el mismo (por supuesto, tampoco esto se decía). Como puede verse, el principal perjudicado por esa censura no era otro que el propio lector de ese diario.
 
Otro ejemplo. Cuando se trata de informaciones que requieren citar el nombre de un medicamento, lo normal es no dar dicha información (salvo que la noticia sea negativa, en cuyo caso sí que de dan todos los detalles), y si se decide dar esa noticia lo normal es citar solo el nombre del principio activo y no la marca comercial. ¿Por qué no suele citarse una marca en el contexto de una noticia de carácter positivo pero sí se cita cuando el contexto de la noticia es negativo?
 
Si esta situación se diese en todo el ámbito de la información periodística, todavía podría encontrarse alguna explicación. Sin embargo sólo se da en relación con las noticias de la industria farmacéutica, porque cuando se dan noticias de otros sectores (automoción, alimentación, distribución, textil, perfumería, seguros, etc.) los periodistas no tienen inconveniente en citar el nombre de los patrocinadores y de las marcas. ¿Por qué esa discriminación? ¿No será que la industria farmacéutica está pagando esa larga trayectoria de incomunicación con la sociedad?
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon.
“Memorias de un Dircom”: https://amzn.to/32zBYmg

No hay comentarios: