(AZprensa)
La década de 1970 se distinguió, entre otros aspectos, por los esfuerzos de
investigación por encontrar alternativas ecológicas a los plásticos, lo que se
dio en llamar “bioplásticos”. Protagonista destacado, aunque no único, de estos
esfuerzos investigadores, fue la multinacional británica ICI (Imperial Chemical
Industries). Repasemos un poco y recordemos qué se logró en aquella época…
PET (Tereftalato de Polietileno)
El
PET fue patentado en 1941 por los científicos británicos John Rex Whinfield y
James Tennant Dickson en los laboratorios de la Calico Printers' Association,
aunque ICI más tarde comercializó fibras de poliéster bajo la marca Terylene.
En la década de 1970, el PET comenzó a usarse ampliamente para envases, especialmente botellas de bebidas, tras la patente de Nathaniel Wyeth en 1973 para el moldeo por soplado de botellas PET.
El PET convencional no es biodegradable debido a su alta cristalinidad y la naturaleza aromática de sus moléculas, lo que lo hace resistente a la degradación natural.
Aunque se ha investigado la biodegradación del PET (por ejemplo, mediante enzimas como la PETasa o la PHL7 descubierta en 2022), en la década de 1970 no existía tecnología que permitiera que el PET se biodegradara rápidamente.
Bioplásticos de ICI: Biopol (PHA):
En
1976, ICI desarrolló el Biopol, un polihidroxialcanoato (PHA), que se
comercializó como el primer plástico totalmente biodegradable en 1983. Este
material era producido por microorganismos y podía degradarse en condiciones de
compostaje industrial, descomponiéndose en dióxido de carbono, agua y biomasa.
¿Por
qué no se popularizó el Biopol de ICI?
A diferencia del PET, el Biopol no tuvo un éxito comercial significativo en la década de 1970 ni en las posteriores por varias razones:
Alto
costo de producción. El Biopol costaba hasta 20 veces más que los plásticos
convencionales como el PET, lo que lo hacía poco competitivo para aplicaciones
masivas como envases de bebidas o yogures.
La
producción de PHA requería procesos biotecnológicos complejos, como el cultivo
de microorganismos en condiciones controladas, lo que encarecía el producto
frente a los plásticos derivados del petróleo, que eran más baratos y tenían
mejores propiedades mecánicas.
Limitaciones
técnicas. Los bioplásticos como el Biopol no ofrecían las mismas propiedades de
resistencia, claridad y versatilidad que el PET, que se convirtió en el
estándar para botellas de bebidas debido a su ligereza, transparencia y
reciclabilidad mecánica.
La biodegradación del Biopol requería condiciones específicas, como compostaje industrial con altas temperaturas y oxigenación, lo que limitaba su practicidad en entornos reales.
Dependencia del petróleo y auge del PET
En
la década de 1970, tras la crisis del petróleo de 1973, la industria plástica
buscó materiales sostenibles, pero los plásticos derivados del petróleo, como
el PET, seguían siendo más económicos y adecuados para la producción a gran
escala.
El PET se consolidó como el material preferido para envases debido a su reciclabilidad (aunque no biodegradabilidad) y su eficiencia en términos de energía y logística. Por ejemplo, un camión puede transportar un 60% más de contenido con envases PET en comparación con vidrio, reduciendo el consumo de combustible.
PET (Tereftalato de Polietileno)
En la década de 1970, el PET comenzó a usarse ampliamente para envases, especialmente botellas de bebidas, tras la patente de Nathaniel Wyeth en 1973 para el moldeo por soplado de botellas PET.
El PET convencional no es biodegradable debido a su alta cristalinidad y la naturaleza aromática de sus moléculas, lo que lo hace resistente a la degradación natural.
Aunque se ha investigado la biodegradación del PET (por ejemplo, mediante enzimas como la PETasa o la PHL7 descubierta en 2022), en la década de 1970 no existía tecnología que permitiera que el PET se biodegradara rápidamente.
Bioplásticos de ICI: Biopol (PHA):
A diferencia del PET, el Biopol no tuvo un éxito comercial significativo en la década de 1970 ni en las posteriores por varias razones:
La biodegradación del Biopol requería condiciones específicas, como compostaje industrial con altas temperaturas y oxigenación, lo que limitaba su practicidad en entornos reales.
Dependencia del petróleo y auge del PET
El PET se consolidó como el material preferido para envases debido a su reciclabilidad (aunque no biodegradabilidad) y su eficiencia en términos de energía y logística. Por ejemplo, un camión puede transportar un 60% más de contenido con envases PET en comparación con vidrio, reduciendo el consumo de combustible.
Falta de infraestructura para bioplásticos
La falta de regulaciones ambientales estrictas en esa época también redujo los incentivos para adoptar bioplásticos costosos frente a alternativas más baratas.
Evolución del mercado
Mientras tanto, el PET se benefició de mejoras tecnológicas en reciclaje (como el reciclaje botella a botella) y de su adopción masiva por grandes empresas como Coca-Cola y Pepsi, lo que consolidó su dominio en el mercado.
¿Y qué fue del Biopol?
En las últimas décadas, otros bioplásticos, como el ácido poliláctico (PLA), han ganado popularidad por ser más económicos y versátiles, aunque también requieren compostaje industrial para degradarse.
Desde la década de 2010, se han descubierto enzimas (como la LCC en 2012 y la PHL7 en 2022) que pueden degradar el PET lentamente, pero estas tecnologías no estaban disponibles en los años 70. Incluso hoy, la biodegradación del PET es limitada y requiere pretratamientos o condiciones específicas.
Modificar el PET para hacerlo biodegradable sin perder sus propiedades (resistencia, claridad, reciclabilidad) era y sigue siendo un desafío. Los intentos de desarrollar PET biodegradable han avanzado, pero no al punto de reemplazar al PET convencional en aplicaciones masivas.
Situación actual
Avances en bioplásticos: Actualmente, bioplásticos como el PLA y los PHA están ganando terreno, pero su producción sigue siendo más costosa que la del PET. Además, requieren sistemas de compostaje especializados, lo que limita su impacto.
Soluciones propuestas: La investigación se centra en mejorar la biodegradabilidad del PET (mediante enzimas) y en desarrollar bioplásticos más accesibles. También se promueve el reciclaje químico del PET, que permite obtener material de alta calidad para aplicaciones alimentarias.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”: https://www.amazon.es/dp/1699846413
No hay comentarios:
Publicar un comentario