lunes, 9 de junio de 2025

La misteriosa batalla celeste de 1561

(AZprensa) El 14 de abril de 1561, al amanecer, los habitantes de Núremberg, una próspera ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico, fueron testigos de un espectáculo que desafió toda explicación conocida en su tiempo. Según los relatos históricos, el cielo se llenó de objetos extraños que parecían enzarzarse en una batalla aérea, acompañados de luces, sonidos y un gran objeto negro en forma de lanza. Este evento, conocido como el “Fenómeno Celeste de Núremberg”, ha fascinado a historiadores, científicos y entusiastas de lo paranormal durante siglos. 

Pero, ¿qué ocurrió realmente aquel día? ¿Qué dicen los textos de la época y qué evidencia física, si alguna, se encontró?
 
El relato de los testigos: La Gaceta de Núremberg
 
El evento fue documentado en una octavilla ilustrada, publicada en abril de 1561 por el artista Hans Glaser, y conservada en la colección Wickiana de la Biblioteca Central de Zúrich. Este documento, una especie de primitivo periódico conocido como “aviso de noticias”, describe con detalle lo que los ciudadanos presenciaron al amanecer, entre las 4 y las 5 de la mañana. Según el texto, una “terrible aparición” llenó el cielo con una variedad de objetos: esferas de colores rojo sangre, azul, negro y naranja; discos anulares; cruces; y grandes “tubos” o cilindros que parecían contener esferas más pequeñas. Estos objetos se movían erráticamente, como si estuvieran en combate, durante aproximadamente una hora.

El relato detalla que las esferas y cilindros “luchaban entre sí”, algunos desplazándose hacia los lados del Sol y otros enfrentándose directamente. Además, se menciona la aparición de un gran objeto negro con forma de lanza o flecha que dominaba el horizonte, seguido de un estruendo y un supuesto “aterrizaje forzoso” fuera de la ciudad, acompañado de nubes de humo visibles desde kilómetros de distancia. El texto describe el evento como un espectáculo aterrador, interpretado por muchos como un presagio divino o una advertencia celestial, en un contexto donde la religión dominaba la cosmovisión de la época.

El grabado en madera de Hans Glaser, que ilustra el texto, muestra un cielo lleno de formas geométricas: esferas, cruces, cilindros y un objeto triangular oscuro, con el Sol como telón de fondo. Este documento es una de las pocas evidencias visuales y escritas que tenemos, y su impacto fue tal que se considera uno de los primeros registros de un avistamiento masivo de objetos voladores no identificados (OVNIs).

Interpretaciones de la época
 
En 1561, la comprensión del universo era limitada. Los habitantes de Núremberg no tenían conceptos de tecnología avanzada, viajes aéreos o vida extraterrestre. Por ello, los testigos recurrieron a términos familiares para describir lo que veían, comparando los objetos con “barriles de cañón”, “cruces” o “varillas de carrizo”. La interpretación predominante fue religiosa: muchos creyeron que se trataba de un mensaje divino, posiblemente un aviso de Dios sobre una inminente desgracia. Algunos incluso afirmaron haber visto formas similares a “ataúdes voladores”, lo que reforzó la idea de un presagio apocalíptico.

El psicólogo Carl Gustav Jung, en su obra “Un mito moderno: De cosas que se ven en el cielo” (1958), analizó este evento y sugirió que los espectadores organizaron sus observaciones en patrones familiares, como cruces y tubos, influenciados por su contexto cultural y religioso. Para Jung, el fenómeno podría reflejar una proyección psicológica de los temores y creencias de la época.
¿Restos de objetos caídos?
 
Uno de los aspectos más intrigantes del relato es la mención de un “gran estruendo” y un supuesto “aterrizaje forzoso” fuera de la ciudad, acompañado de nubes de humo. Según los testigos citados por Glaser, algunos objetos parecían consumirse al caer, dejando tras de sí vapor o humo, pero no se encontraron restos físicos duraderos. El texto de la Gaceta de Núremberg indica que, tras varias horas, no quedaba rastro alguno de los objetos caídos, lo que ha generado especulaciones sobre su naturaleza.

No hay registros históricos que confirmen el hallazgo de fragmentos metálicos, escombros u otros materiales asociados con el evento. Algunos escépticos argumentan que, de haber ocurrido un choque de objetos tecnológicos, sería esperable encontrar restos, pero la falta de evidencia física podría explicarse por varios factores: la tecnología de la época no permitía análisis detallados, la Iglesia podría haber suprimido información considerada herética, o los restos, si los hubo, podrían haber sido destruidos o descompuestos rápidamente.

Por otro lado, los defensores de la teoría extraterrestre sugieren que los objetos podrían haber sido naves que se autodestruyeron o fueron retiradas, dejando solo humo como evidencia. Sin embargo, todas las interpretaciones de uno u otro signo carecen de pruebas concretas y se basan en especulaciones modernas.

El inútil intento de buscar explicaciones
 
Desde un punto de vista científico, el fenómeno de Núremberg ha sido asociado con eventos atmosféricos como el parhelio (o “perro del Sol”), un fenómeno óptico causado por la refracción de la luz solar en cristales de hielo en la atmósfera, que puede crear arcos, halos y manchas brillantes en el cielo. Sin embargo, los parhelios no explican la descripción de objetos en movimiento, sonidos, ni el supuesto choque fuera de la ciudad. Otros han propuesto que podría tratarse de auroras boreales, meteoritos o incluso fuegos artificiales, pero estas teorías no encajan con las descripciones detalladas de los testigos, que hablan de movimientos coordinados y formas específicas y una hora de duración.

Por ejemplo, una hipótesis reciente sugiere que Hans Glaser podría haberse inspirado en el libro De La Pirotechnia (1560) de Vannoccio Biringuccio, que describe el uso de cohetes y fuegos artificiales. Sin embargo, es poco probable que en la Baviera del siglo XVI se dispusiera de la cantidad de pólvora necesaria para un espectáculo de una hora, y los testigos no describen explosiones típicas de pirotecnia.

Para los entusiastas de los OVNIs, el evento de Núremberg es interpretado como una posible batalla aérea de origen extraterrestre, uno de los primeros avistamientos masivos registrados en la historia. La descripción de objetos cilíndricos liberando esferas, movimientos erráticos y un objeto triangular negro ha llevado a algunos a compararlo con avistamientos modernos de OVNIs. Eventos similares reportados en Basilea, Suiza (1566), y Hamburgo, Alemania (1697), refuerzan esta narrativa, sugiriendo que fenómenos aéreos inexplicables no eran raros en la Europa medieval.
 
El fenómeno celeste de Núremberg de 1561 sigue siendo uno de los misterios más fascinantes de la historia. Los textos de la época, especialmente la Gaceta de Núremberg, ofrecen un relato vívido de un evento que dejó a los testigos atónitos, pero la ausencia de restos físicos y la dificultad de interpretar las descripciones en un contexto pre-tecnológico dejan más preguntas que respuestas. ¿Fue un fenómeno natural mal entendido, una proyección de los temores religiosos de la época, o un encuentro con algo más allá de nuestra comprensión?
 
Lo cierto es que este evento, plasmado en el grabado de Hans Glaser, sigue capturando la imaginación de quienes buscan respuestas en los cielos. Ya sea un mensaje divino, un espectáculo atmosférico o una visita de otro mundo, el fenómeno de Núremberg nos recuerda que el universo aún guarda infinitos secretos que desafían nuestra capacidad de comprensión.


Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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