jueves, 19 de junio de 2025

“¡Y tú más!” Los españoles no merecemos esto

(AZprensa) España atraviesa días oscuros, no por la falta de sol, sino por la sombra que proyecta una clase política que parece haber perdido el norte ético y el sentido de la responsabilidad. El Gobierno, asediado por escándalos de corrupción que se acumulan como nubes de tormenta, ha optado por una estrategia tan vieja como ineficaz: aferrarse al poder a cualquier precio y desviar la atención señalando a la oposición con un infantil “¡Y tú más!”. Mientras tanto, los españoles asistimos, entre la indignación y el hartazgo, a un espectáculo que no merecemos.
 
Los casos de corrupción, que salpican a figuras clave del Ejecutivo y sus aliados, no son ya meras anécdotas; son una constante que erosiona la confianza en las instituciones. Desde presuntas tramas de enriquecimiento ilícito hasta favores políticos pagados con dinero público, las acusaciones se amontonan sin que las respuestas sean claras ni las dimisiones lleguen. En lugar de asumir responsabilidades, el Gobierno ha perfeccionado el arte de la distracción: comunicados vacíos, cortinas de humo y una retórica que busca equiparar sus fallos con los de sus adversarios. Pero el “todos son iguales” no consuela a una ciudadanía que exige decencia, no excusas.
 
La oposición, por su parte, no queda libre de culpa. Su estrategia, a menudo, se limita a capitalizar los escándalos sin ofrecer una alternativa sólida o un debate de ideas que eleve el nivel del discurso. El “y tú más” es un juego de dos, y ambos bandos lo juegan con entusiasmo, convirtiendo la política en un circo donde el bien común queda relegado a un segundo plano. Mientras los problemas reales —la inflación, la precariedad laboral, la crisis energética— aprietan, los líderes se enzarzan en una guerra de reproches que no resuelve nada.
 
Los españoles no nos merecemos esto. No merecemos un Gobierno que esquiva la rendición de cuentas ni una oposición que se regodea en el fango sin proponer soluciones. No merecemos que la corrupción sea tratada como un mal menor ni que la política se reduzca a un intercambio de acusaciones. Merecemos representantes que entiendan que el cargo público es un servicio, no un botín; que prioricen el interés general sobre el partidista; que tengan la valentía de dimitir cuando su sombra daña la confianza colectiva.
 
Es hora de exigir un cambio. No basta con votar cada cuatro años; la ciudadanía debe presionar, señalar y demandar una regeneración política que ponga fin a esta deriva. Porque, mientras los políticos sigan jugando al “y tú más”, los verdaderos perdedores somos nosotros, los que sostenemos con nuestro esfuerzo un sistema que, hoy por hoy, no está a la altura de España ni de los españoles.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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