(AZprensa)
El primer objetivo de la publicidad no es divertir, obsesionar o atraer la atención,
es motivar al individuo. Si se alcanza esto, si se crea un anuncio muy
motivante, se comprobará que este anuncio atrae la atención por una especie de
efecto secundario. Lo primero que atrae la atención y el interés del individuo
no son los artificios gráficos, verbales o audiovisuales, sino aquello que
responde a sus deseos y necesidades.
Las
motivaciones –en el ámbito publicitario- son fuerzas psicológicas positivas, es
decir, que tienden a la compra. A grandes rasgos, se pueden clasificar en tres
categorías:
1.-
Motivaciones hedonistas: Son los impulsos de compra originados por la necesidad
de obtener placeres de la vida.
2.-
Motivaciones oblativas: Son impulsos de compra que tienen su origen en el deseo
de hacer el bien, de dar algo a los demás y especialmente a los familiares y
seres queridos.
3.-
Motivaciones de autoexpresión: Son los impulsos de compra que encuentran su
origen en la necesidad que tiene cada uno de demostrar que existe; un deseo de mostarse
como un ser poderoso.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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