(AZprensa) ¿Se
imaginan este anuncio? : “Multinacional líder busca Director Financiero. No se
necesita titulación ni experiencia”. Suena a chiste ¿verdad? Pues es una triste
realidad presente aún en muchas compañías cuando de “Director de Comunicación”
se trata.
En
primer lugar, son muy pocas las compañías que cuentan con un Director de
Comunicación, menos aún las que cuentan con un Departamento de Comunicación, y
menos aún las que tienen integrada toda esta estructura en dependencia directa
del Presidente o Director General.
Sin
embargo –algo es algo- cada vez son más las empresas que cuentan con alguna
persona que se dedica (total o parcialmente) a “eso de la comunicación”.
¿Cuál
es su perfil? Pues es de lo más variopinto. En realidad, todos/as ellos suelen
coincidir en dos puntos:
Primero,
suelen ser personas que llevan trabajando muchos años en la compañía.
Segundo,
casi ninguno de ellos es especialista en comunicación (léase: titulado en Ciencias
de la Información).
Lo
primero está bien. El tener mucha antigüedad en la compañía permite a estas
personas conocer perfectamente los entresijos de la misma. Si son hábiles,
sabrán en cada momento qué hacer, a quién dirigirse, cómo plantear una situación
determinada, etc. Pero la pregunta es: ¿Les capacita esto para ser responsables
de la comunicación? Y la respuesta es: NO. Es, desde luego, un valor añadido,
pero no es esencial.
Para
dirigir la comunicación de una compañía se precisa un amplio conocimiento de lo
que es la comunicación, de cómo funciona y de cuál es su entorno. Hay que
conocer el vehículo (la comunicación) y también hay que conocer la carretera y
el estado del tráfico por donde circulemos (las características de los medios,
sus necesidades, su situación actual y las personas que trabajan en los
mismos).
Y
aún hay más. Para un buen director de Comunicación, la información debe ser su
prioridad nº 1 y todo su trabajo ha de estar supeditado a permitir que esta
fluya libre, ágil y transparente.
Una
“información” supeditada a los intereses de la compañía se volverá contra ella
y le hará ganar el descrédito. Una información que sepa armonizar los intereses
legítimos de la compañía con el derecho a conocer que tienen los medios y el
público, será el mejor aliado que cualquier compañía pudiera desear como
acompañante en un viaje de éxito.
Por
todo ello, los máximos responsables de cualquier gran compañía, deberían
integrar esta área en el nivel de dirección, dotándola de un equipo profesional,
con los apropiados conocimientos y experiencia, tal y como se hace cuando se
buscan profesionales en otras áreas.