(AZprensa) “Es un hecho fisiológico que a mayor edad menor
reserva ovárica y mayor probabilidad de alteraciones cromosómicas. A partir de
los 38-40 años, no solo acabaremos disponiendo de menos óvulos, sino que van a
tener mayor probabilidad de errores cromosómicos cuando se generan los
embriones -indica del Dr. Isidoro Bruna, director médico de HM Fertility
Centres y miembro de la Junta directiva de la Sociedad Española de Fertilidad-
de ahí la importancia de no retrasar la maternidad más allá de los 35-36 años”.
En
general se recomienda que “siempre que se hable de una mujer sin
problemas ginecológicos conocidos y menor de 35 años, lo indicado es esperar un
año, manteniendo relaciones sexuales sin protección anticonceptiva, antes de
acudir a una consulta de reproducción asistida”, pero “a partir de esa edad,
deberían acudir si no han logrado el embarazo espontáneo en un plazo de seis
meses”. Llegados a este punto hay que saber que “cuanto mayor es la edad, las mujeres producen
un menor número de óvulos y de peor calidad, lo que genera más dificultades
para conseguir el embarazo y la necesidad de recurrir a técnicas de
reproducción asistida”.
Según
los expertos, antes de realizar cualquier tratamiento de fertilidad, es
fundamental medir la reserva ovárica de la mujer para valorar cómo va a
responder a la estimulación. Cuanto menor sea la reserva ovárica mayor será la
necesidad de buscar soluciones más eficientes como la fecundación in vitro o,
en casos de reserva ovárica muy reducida, la donación de óvulos.
En cualquier caso hay que saber que la reproducción asistida
tiende a buscar la mejor solución para cada caso concreto y no a aplicar
protocolos estrictos, y esa individualización de los tratamientos permite
obtener los mejores resultados. E incluso, actualmente, se dispone de estudios científicos que
indican que la transferencia de un embrión de buena calidad no tiene menor
probabilidad acumulada de embarazo que la trasferencia de dos embriones.
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