(AZprensa) Por primera
vez los astrónomos han podido estudiar un asteroide proveniente del espacio
exterior. Bautizado como “Oumuamua” tiene una longitud de unos 400 metros y su
anchura es diez veces inferior, es decir, se trata de un cuerpo aplanado y
alargado. Emite un brillo intenso que, sin embargo fluctúa mucho conforme va
girando sobre sí mismo cada 7,3 horas. En cuanto a su composición no se sabe
con certeza si es rocoso o metálico, aunque sí su color que es rojo oscuro.
Hasta cruzar nuestro sistema solar ha viajado por el espacio durante millones
de años y ahora ya se aleja sin rumbo conocido.
Cuando detectaron su presencia creían que se
trataba de un pequeño asteroide típico de rápido movimiento, pero observaciones
llevadas a cabo durante los dos días posteriores, permitieron calcular su
órbita con bastante precisión, lo que reveló, sin ninguna duda, que este cuerpo
no se originó dentro del Sistema Solar, como todos los demás asteroides o cometas
observados hasta ahora, sino que venía del espacio interestelar. Se descartó
también que fuese un cometa ya que no se detectaron signos de actividad
cometaria ni polvo interestelar alrededor del mismo.
Cálculos orbitales preliminares sugieren que
el objeto viene aproximadamente de la dirección en la que se encuentra la
estrella Vega, en la constelación septentrional de Lira. Sin embargo, y a pesar
de su enorme velocidad de 95.000 kilómetros por hora, resulta que ese trayecto
le ha llevado más de 300.000 años, por lo que en esa época la estrella Vega no
estaba en la posición actual, por lo que no se sabe bien cuál puede ser su
procedencia real. Por ello es probable que “Oumuamua” haya estado vagando a
través de la Vía Láctea, independiente a cualquier sistema estelar, durante
cientos de millones de años antes de su casual encuentro con el Sistema Solar.
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