(AZprensa) Son muchos
los mitos y estereotipos sobre el envejecimiento y las personas mayores que inciden
negativamente en las mismas y en la percepción que tienen sobre el propio
proceso de envejecimiento. Al tenerlos asumidos e interiorizados, al
infravolarar sus capacidades físicas, mentales y relacionales, se produce una
especie de ‘profecía autocumplida’ por falta de motivación y desarrollo de
actitudes y hábitos de vida consecuentes de ese sentimiento de indefensión por
la creencia de un declinar inexorable.
Estos son algunos de
esos falsos mitos:
Envejecimiento
cronológico: se valora a la persona por su número de años, cuando la realidad
es que existe una gran heterogeneidad en este grupo de edad.
Improductividad: creer
que la persona mayor es incapaz de ser productiva, cuando la realidad nos
muestra personas mayores con gran capacidad de trabajo, creatividad y
actividad.
Inflexibilidad: creer
que las personas mayores son incapaces de cambiar y adaptarse a situaciones
nuevas cuando, en realidad, nuestra capacidad de adaptación depende más de
nuestra personalidad y de las experiencias vitales que nos haya tocado vivir.
Falta de compromiso o
desinterés por la vida: cuando en realidad los intereses y motivaciones vitales
dependen de cada persona y no de su edad.
Senilidad: creer que
las personas mayores pierden las capacidades mentales paulatinamente por el
hecho de ser mayores, cuando se pueden compensar déficits normales con
entrenamiento y se puede seguir aprendiendo.
Envejecimiento es
igual a enfermedad: cuando la realidad es que la mayoría de las personas
mayores viven de forma independiente y autónoma.
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