(AZprensa) La Agencia
Europea del Medicamento ha elegido la que será su nueva sede: la ciudad de
Amsterdam (Holanda). Allí trasladará sus oficinas centrales y generará no sólo
cientos de empleos directos y miles de empleos indirectos, sino también una
importante fuente de riqueza y de atracción de profesionales y empresas, en
beneficio de dicha ciudad.
En la lucha final
estuvieron junto a Amsterdam, Milán y Copenhague; a Barcelona, que hace unos
meses era la favorita porque reunía con ventaja todos los requisitos, la
dejaron de lado. Pero lo sorprendente no es que la dejaran de lado, sino que
los políticos españoles, los personajes públicos e incluso los medios de
comunicación españoles, muestren su extrañeza por esta decisión.
Vamos a ver: La sede
central estaba en Londres hasta que el Reino Unido anunció hace unos meses que
se marchaba de la Unión Europea; por lo tanto ¿cómo iba a mantener su sede la
Agencia “Europea” del Medicamento en un país que se sale de la Unión “Europea”?
Era lógico que buscase un nuevo emplazamiento en un país que sí perteneciese a
la Unión “Europea”.
Vayamos a Barcelona,
que era la favorita. Resulta que desde hace unos meses se inicia, se culmina y
se aborta su declaración de independencia, la cual lleva aparejada la expulsión
automática de la Unión Europea. Ahora, tras el aborto se mantiene la
incertidumbre con unas nuevas elecciones que no se sabe qué depararán. Ante
esta situación ¿en qué cabeza cabe elegir como sede de la Agencia “Europea” del
Medicamento a una ciudad que lucha por su independencia y que, de conseguirla,
saldrá de la Unión “Europea”. Tendrían que ser muy tontos para instalarse en otra ciudad que también podría dejar de ser parte de la Unión Europea. Pues este razonamiento tan sencillo no lo entienden (o no quieren reconocerlo públicamente) los políticos
españoles, los personajes públicos y los medios de comunicación españoles.
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