(AZprensa) La posible asociación entre periodontitis y
enfermedad de Alzheimer se planteó ya hace años, pero es ahora cuando se
empiezan a contar con las evidencias más sólidas y consistentes, basadas no
solo en estudios experimentales sino también en humanos. Esta vinculación
podría explicarse en dos sentidos: por un lado, el deterioro cognitivo
progresivo limitaría los hábitos de higiene bucodentales, afectando a la salud
oral; y, por otro lado, el proceso inmuno-inflamatorio crónico y la inflamación
sistémica secundaria a la periodontitis podría inducir fenómenos
neuro-inflamatorios que favorecieran la enfermedad de Alzheimer.
En los últimos años se han publicado investigaciones que
sitúan directamente a bacterias orales, específicamente asociadas a la
periodontitis, como causa de la enfermedad de Alzheimer. Estas investigaciones
han asociado una bacteria, cuyo único nicho ecológico es la cavidad bucal, como
causante de procesos de inflamación cerebral que pueden conducir a enfermedad
de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. “Estas bacterias tienen
la capacidad de pasar al torrente sanguíneo desde las lesiones periodontales
(bolsas) consecuencia de la periodontitis; y una vez en la sangre, tienen la
capacidad de atravesar la barrera hemato-encefálica y causar procesos
inflamatorios locales en el tejido cerebral”, afirma el Prof. Dr. Mariano Sanz,
catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.
La inflamación crónica del tejido cerebral es el
mecanismo fisiopatológico fundamental de la enfermedad de Alzheimer, sobre todo
en edades avanzadas cuando el sistema inmune adaptativo se encuentra
debilitado. Bajo estas condiciones, una interacción crónica con antígenos
bacterianos o fúngicos condiciona una hiperactividad de las células inmuno-competentes
del sistema innato, con una mayor producción de citoquinas y otros mediadores
pro-inflamatorios, que secundariamente pueden dañar a las neuronas.
Como explica el Prof. Dr. David Herrera, profesor de la
UCM, “esos antígenos bacterianos o fúngicos podrían proceder de infecciones
periodontales, que generan una inflamación sistémica crónica de bajo nivel, con
frecuentes y repetidas bacteriemias”. De manera adicional, continua explicando,
“la proximidad la bulbo y conductos olfatorios podría explicar el paso directo
de bacterias o antígenos bacterianos al parénquima cortical”.
Los procesos locales de inflamación en tejido cerebral
dañan el tejido neuronal e interfieren con las conexiones inter-neuronales,
responsables de la mayoría de nuestra actividad consciente. En este sentido, el
Prof. Sanz advierte que “los pacientes
con periodontitis, por un lado, sufren
una inflamación sistémica, así como el paso de bacterias desde el tejido
periodontal a la sangre (con capacidad para atravesar la barrera entre la
sangre y el tejido cerebral) lo cual puede condicionar y agravar los procesos
inflamatorios locales a nivel cerebral”.
Y es que como explica el Dr. Juan Carlos Leza, de la UCM,
el hecho de mantener de manera crónica un foco de inflamación e infección, como
en el caso de la periodontitis, “conlleva que dicho proceso pueda hacerse
sistémico, puede traspasar las fronteras de los tejidos de la boca y circular
por la sangre y, por supuesto, llegar a entrar en el cerebro y otras
estructuras del sistema nervioso central”.
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