martes, 6 de abril de 2021

Si tienes un blog y no sabes qué decir

(AZprensa) Es relativamente frecuente encontrarse con algún bloguero/a que abrió en su día un blog con todo entusiasmo y al cabo de un poco tiempo lo dejó olvidado. “Es que no se me ocurre qué poner”, es la respuesta más frecuente cuando les preguntas el por qué de esa dejadez. “Es que no tengo tiempo”, dicen otros sin cuantificar de cuánto tiempo estamos hablando.

Pero después les preguntas si de verdad les gustaría mantener activo el blog y todos te responden que sí les gustaría pero por las dos razones anteriores (es decir, por las dos sinrazones anteriores) no lo hacen. Por eso quiero animar a todos aquellos que mantienen su blog en el olvido o sólo lo alimentan de tarde en tarde, para que se conviertan en blogueros activos aplicando unos sencillos trucos.

No sé qué poner

¿De verdad que no se te ocurre nada para compartir? Pues la receta para hacerlo es muy sencilla: Ponte delante del teclado (o incluso delante del papel en donde escribirás para luego pasarlo al ordenador) y piensa que tienes frente a ti no a la pantalla del ordenador sino a tu mejor amigo o amiga. Visualiza un encuentro relajado con él/ella. ¿No tienes nada que contarle? Seguro que sí; hay mil temas: lo que hiciste en el finde, lo que te pareció la película que viste, la moda que crees se llevará esta primavera, la última tontería o corrupción que han hecho nuestros políticos, el accidente que ha pasado en no sé dónde, lo que te ha parecido lo que acabas de ver en la tele… Si tu amiga/o estuviese realmente frente a ti, no te cortarías un pelo y comenzarías a hablar sin parar para contarle lo que has visto y lo que opinas.

Eso es lo que tienes que hacer, olvidarte que frente a ti hay un teclado y una pantalla y ponerte a escribir de la misma forma en que se lo contarías a tu amigo/a. Lo que pasa, es que cuando nos ponemos a escribir queremos ser auténticos maestros de la literatura, de la narrativa y de la gramática, y como no lo somos, nos cortamos y no sabemos cómo empezar por un miedo estúpido a no estar a la altura de los grandes académicos de la Lengua.

Queridos blogueros/as, no hay que escribir como literatos sino como personas normales, escribir igual que hablamos, aunque construyamos mal las frases (porque así de mal las construimos cuando hablamos). El objetivo no es hacer una obra maestra de la Literatura sino contarle algo a alguien y que este nos entienda. Con tal que nos entienda el otro es suficiente. Lo dicho: ponte a escribir igual que si estuvieras hablando, tanto en el tema que abordas como en la forma de expresarlo.

No tengo tiempo

Lo ideal es crearse una rutina, encontrar un rato cada día o un rato cada semana, para sentarnos frente al ordenador y compartir nuestras experiencias, opiniones y/o visión del mundo que nos rodea. Ese rato no tiene por qué ser muy largo, bastan unos minutos; en realidad escribir un post puede llevar tan sólo cinco minutos. Y para aprovechar al máximo esos minutos lo ideal es saber de antemano de qué vamos a hablar (es decir, a escribir como si se lo estuviéramos contando a alguien) y para ello puede valer un simple apunte en nuestra agenda cuando en un momento determinado del día se nos ocurre que aquello que acabamos de ver, pensar o experimentar, merece ser compartido. Si plasmas en una o dos frases qué es lo que quieres contar, luego cuando te sientes frente al ordenador será como si le dijeses a tu interlocutor invisible: “mira lo que había apuntado para no olvidarme. ¿Sabes que esta mañana cuando iba… pasó esto… Fíjate que yo creo que… y además deberían…”. ¡Ah! Y además no te olvides que una vez escrito el post puedes ponerle la fecha de publicación que quieras; así, si un día estás muy inspirado y escribes dos o tres, les puedes poner tres fechas de publicación diferentes ya que es mejor escribir poco y con frecuencia que mucho de tarde en tarde.

¿Lo ves? No es tan difícil mantener vivo un blog.


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