(AZprensa) Pocas personas son las que conocen en qué consiste eso del “efecto nocebo” y sin embargo muchas lo padecen. Para que todos podamos entenderlo, el “efecto nocebo” es lo contrario al “efecto placebo”. Este último sí es más conocido: te dan unas pastillas que no tienen ningún efecto, pero diciéndote que te van a curar, y muchas veces vas y mejoras de tu enfermedad (así queda permanentemente registrado en todos los ensayos clínicos en los que siempre aparece –en mayor o menor grado- un porcentaje de efecto placebo). En el otro extremo es donde se sitúa el “efecto nocebo”: te mandan una medicación y –por lo que sea- temes que te genere efectos secundarios, y al final resulta que sí que padeces esos efectos secundarios pero no por causa de esa medicación sino por el dichoso “efecto nocebo”.
Como se explica en el último número de la revista profesional “El Global”, “el efecto nocebo se produce por una serie de fenómenos psicológicos, fisiológicos y neurobiológicos asociados con daños reales o percibidos que se producen como consecuencia de las expectativas negativas de los pacientes y que no se relacionan con el efecto del fármaco”. Y en ese mismo artículo el jefe de Sección Clínica de Aparato Digestivo del Hospital Universitario de Salamanca, Fernando Muñoz, añade que “la propia confianza en el medicamento o la compañía también es fundamental; la marca genera expectativas positivas para no tener efecto nocebo”.
Influyen, pues, muchos factores, desde la propia personalidad del individuo, hasta el grado de confianza que el paciente tenga en el médico, pasando por los comentarios que se leen y escuchan o el ruido mediático (como el que se está haciendo hoy día contra la vacuna de AstraZéneca) que provoca en la gente esa desconfianza y una mayor predisposición del tipo de la Ley de Murphy: si hay riesgo de que aparezca algún efecto secundario, seguro que me pasa a mí.
Como curiosidad, también influyen otros aspectos como, por ejemplo, el color (el azul es el más propenso a generar efecto nocebo) o el precio (cuanto más barato sea el medicamento menos confianza tendrás en él y por tanto habrá más probabilidades de efecto nocebo).
Y por supuesto, si alguien tiene en su mano ayudar para que no aparezca el efecto nocebo ese es el médico: si dedica tiempo al paciente, si le escucha, si responde a todas sus preguntas, si muestra interés y si se muestra amable y positivo, el efecto nocebo tendrá menos posibilidades de aparecer.
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