(AZprensa) Quizás nadie haya oído hablar nunca de los
“médicos cabestros” aunque existir, claro que existen. Yo escuché hace muchos
años esta definición. Nos la dijo un directivo que era bastante bruto y
temperamental, aunque era de esos que siempre iba de frente, vamos, de esos que
son brutos pero nobles. Estábamos preparando la presencia del laboratorio en un
congreso. Yo me ocupaba de supervisar el diseño del stand pero había muchos
otros frentes que cubrir y fue entonces cuando este directivo le dijo al Jefe
de Ventas que necesitaba “algún cabestro” para uno de los simposios que se iban
a celebrar en ese congreso. Captada mi atención con semejante palabra, estuve
al tanto de la conversación posterior para enterarme de qué era eso de los
“médicos cabestros”. Según pude saber, se trataba de pedir a un par de médicos
amigos que asistiesen al citado congreso y cuando llegase el turno de las
preguntas, hiciesen cada uno la pregunta que les indicaba el laboratorio. ¿Qué
clase de pregunta? Pues ese tipo de preguntas cuya respuesta obligada no hace
sino poner en evidencia las ventajas de un determinado producto (evidentemente
el nuestro) aun cuando dicho simposio estuviese organizado por la competencia o
simplemente por la propia organización del congreso. De esta forma se obligaba
al ponente de turno, profesional de prestigio, a reconocer que tal cualidad de
un producto era importante.
Como ese tipo de preguntas la formulaban médicos
asistentes, nadie la relacionaba con los intereses del laboratorio, y como la
respuesta la daba un líder de opinión en el trascurso de un simposio ajeno a
los intereses del laboratorio y ante una gran audiencia, se conseguía un gran
impacto y una gran credibilidad. Si esa misma pregunta la formulase alguien del
laboratorio, la respuesta no tendría credibilidad porque se vería que había
sido inducida, pero al hacerse de esta forma se conseguía el protagonismo de
una forma completamente “imparcial”.
Es posible que tal definición, “médicos cabestros”, sólo
haya sido utilizada por aquél directivo en cuestión, pero después de cuatro
décadas en la industria farmacéutica he podido comprobar que con ese u otro
nombre, ese tipo de médicos sí que existen.
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