(AZprensa) Pues sí, aunque parezca increíble, puede
existir democracia en una empresa y que la opinión de los empleados se tenga en
cuenta para temas relevantes que les puedan afectar directamente. Hoy relataré
un caso real, el del laboratorio AstraZéneca (hoy tan de moda por su vacuna)
pero en los años 2000 a 2005 cuando alcanzó su punto álgido tanto en el ranking
mundial de laboratorios (tercero a nivel mundial) como a nivel de recursos
humanos (cuando su ambiente laboral y remuneración eran la envidia del sector).
En una ocasión se sometió a referéndum entre los
empleados si se quería seguir cobrando el sueldo en 15,5 pagas anuales o si
preferían cobrarlo todo repartido sólo en 12 pagas. Hay que decir que los empleados
recibían pagas extras en julio y diciembre como todo el mundo, pero también en
octubre y media en marzo, aunque también tenían otra anual variable por consecución
de objetivos; de lo que se trataba era de simplificar el trabajo de los
encargados de nóminas y de paso que los empleados tuviesen un suelo muchísimo
mayor al recibir en 12 veces lo que hasta ese momento estaban recibiendo
repartido entre 15,5 veces.
Se hizo la consulta popular y salió elegida por mayoría
la opción de seguir cobrando 15,5 pagas porque los empleados ya se habían
acostumbrado a ese sistema y preferían que la empresa ahorrase por ellos y
luego se lo diese todo junto en esas 3,5 pagas adicionales que coincidían
perfectamente con los gastos extras que todos tenemos en Semana Santa,
vacaciones de verano, vuelta al colegio y Navidad.
En otra ocasión se sometió a referéndum si se quería
seguir recibiendo la cesta de Navidad (no se puede contentar a todos cuando se
eligen los componentes de la cesta: turrón, cava, mazapanes, jamón, etc.,
porque cada uno tiene gustos culinarios diferentes), o bien se prefería recibir
su importe en dinero (en realidad a la empresa le daba lo mismo pagar ese importe
en dinero o en alimentos) para que cada cual se lo gastase como quisiera. Tras
la consulta popular triunfó la primera opción, seguir recibiendo la cesta,
entre otras cosas porque si se entregaba como dinero, habría que descontar del
mismo una parte que iría a parar a Hacienda, mientras que si se entregaba como
artículos de alimentación no era necesario.
En fin, son unos simples ejemplos que más allá de lo
anecdótico revelan cómo la opinión de los empleados se puede tener en cuenta y
esto repercute en su motivación y, por consiguiente, en su rendimiento laboral.
Cuando un empleado se siente escuchado, se mueve en un entorno laboral
agradable, se reconocen sus méritos y se anima a la innovación sin penalizar el
fracaso, y se remunera de forma generosa, trabajará más y mejor y, en
consecuencia, la empresa obtendrá mejores resultados.
"La Comunicación en la industria farmacéutica", de Vicente Fisac. Disponible en Amazon, en ediciones digital e impresa:
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