(AZprensa)
Además de los beneficios directos que reportan los programas de vacunación,
cabe destacar los beneficios
indirectos resultantes de la pérdida de productividad, absentismo laboral y/o
discapacidad, entre otros.
En este
sentido, es importante destacar
que el coste de la enfermedad no sólo recae en el paciente, sino también en sus
familiares, cuidadores, y en la sociedad en general. En términos generales,
entre el 11% y el 61% de los padres con niños con gripe causa baja en su puesto
de trabajo entre 1 y 6 días para poder cuidarlos.
Otros logros
alcanzados gracias a la
vacunación son la reducción del número de muertes prematuras, la disminución
del absentismo laboral y el consumo de fármacos, o el evitar discapacidades y/o
problemas de fertilidad, entre otros. En el caso de
los lactantes, la vacunación ha hecho posible la reducción de las tasas de mortalidad en todos los países europeos, pasando
de 25 muertes por cada 1.000 nacimientos en 1970 a 4 muertes por cada 1.000
nacimientos en la actualidad.
Los programas
vacunación infantil implantados
en la UE han logrado reducir el
porcentaje de discapacidades físicas y mentales en niños. En la actualidad, en la UE los
programas de vacunación infantil protegen contra 15 enfermedades infecciosas. En el caso de
los adolescentes y los adultos, la vacunación mediante programas de refuerzo o
preventivos logran recuperar a
medio y largo plazo la inversión en salud pública realizada por los sistemas de
salud. Estos colectivos están
expuestos a contraer enfermedades infecciosas como la tos ferina, la meningitis
meningocócica y enfermedades de transmisión sexual como pueden ser la hepatitis
B o el virus del papiloma humano (VPH).
La vacunación
también disminuye el riesgo de desarrollar infarto de miocardio o ictus en pacientes mayores de 50 años que presentan
infección por herpes zóster y neumococo. En
los afectados con herpes zóster se incrementa en un 30% el riesgo de padecer
ictus, mientras que la vacunación antineumocócica disminuye en un 50% el riesgo
de infarto de miocardio durante los dos años posteriores al acto de vacunación. Incluso existen
vacunas capaces de prevenir el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo la vacuna frente al
virus del papiloma humano (VPH).
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