jueves, 9 de octubre de 2014

Si el médico no habla, el paciente abandona el tratamiento

(AZprensa) El 11 por ciento de los pacientes admite tener dificultades para seguir su tratamiento. Es uno de los datos de una encuesta realizada por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). El objetivo de la misma, en la que participaron 723 pacientes en tratamiento crónico con una edad media de 51 años, que tomaban una media de tres medicamentos al día, fue valorar su grado de cumplimiento. La mayoría de las entrevistas se realizaron a pacientes externos que acuden al hospital a recoger su medicación, aunque también participaron de otras áreas (ingresados, urgencias, hospital de día y consultas).

Las conclusiones muestran que el nivel de adherencia varía según la fórmula empleada para medirla. Alcanza un 56 por ciento, cuando se considera un cumplimiento total o perfecto; un 77 por ciento si solo se tienen en cuenta los olvidos; y un 87 por ciento según la escala EVA, que mide la percepción del propio paciente.

José Luis Poveda, presidente de la SEFH, ha subrayado que la educación es clave para abordar el problema. "Si los pacientes no cuentan con una información adecuada sobre los medicamentos se corre el riesgo de que abandonen el tratamiento. Las consecuencias, tanto de salud como económicas, derivadas de un fracaso terapéutico pueden evitarse ayudando a los pacientes a entender qué están tomando y con qué finalidad".

Por su parte, la coordinadora del Grupo de Adherencia Terapéutica de la SEFH, Olatz Ibarra, advierte sobre las consecuencias de un mal cumplimiento. "La falta de adherencia se traduce en un mal control de la enfermedad, y por consiguiente en peores resultados en salud. Además, se aumenta el número de visitas a urgencias y, en consecuencia, se produce un incremento del gasto sanitario". Por el contrario, mejorar la adherencia conlleva incrementar la efectividad de los tratamientos.



"En general, advierte-, el paciente no comunica sus intenciones y el médico asume que sus pacientes son cumplidores". Aunque como sucede con los enfermos crónicos, la mitad no cumple el tratamiento prescrito. Además, como asegura Poveda, "un paciente informado es un paciente más responsable y más implicado en el cuidado de su salud. Eso supone un menor riesgo de incumplimiento o de cumplimiento inadecuado".

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