(AZprensa) Ya sabíamos que La Mancha es una región
importante; no en vano allí se desarrolla la obra cumbre de la literatura
universal (“Don Quijote de La Mancha”), bueno, y también alguna novela de humor
como “El dulce gorjeo del buitre en celo” (1) e incluso cuenta con su propio
diccionario: “Diccionario Daimieleño – Español” (2). Sin embargo, lo que muy
pocos saben es que La Mancha tiene una estación de tren en la mismísima capital
de Bélgica.
Lo único que extraña de esta estación es la eterna
inmovilidad de sus viajeros, parados, quietos, como si jamás deseasen partir,
conocedores de lo bien que se está en La Mancha. Puede que esa sea la razón,
aunque también habría que apuntar que tanto los viajeros como la propia
estación son una reproducción en miniatura que se encuentra en un parque
llamado “Europa en miniatura” situado junto al famoso Atomium. Pero, dicho
esto, resalta más aún la importancia de La Mancha, una de cuyas estaciones
típicas de tren ha sido elegida para compartir protagonismo nada más y nada
menos que con la torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la catedral de Lyon, el
Vaticano...
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