Proviene de la unión de dos palabras en euskera: baba (haba) y zorro (saco). En Álava había mucha tradición en el cultivo de esta legumbre y a los que se dedicaban a ello les llamaban 'babazorros'. El término se extendió a todos los nativos de Álava y también a los seguidores de su equipo de fútbol; incluso su mascota se llama así.
Su campo se construyó junto a la ermita de San Mamés y así se llamó su campo. Esta santo fue arrojado a los leones y sin embargo estos se postraron sumisos ante él, por lo que hubo de ser asesinado clavándole un tridente. En honor a este santo (y de paso por ser el león el rey de la selva) se les llama leones.
Antiguamente los colchones solían tener rayas rojas y blancas, por lo que se pasó a denominar así a los seguidores de este equipo. A veces también se les llama “indios” porque tradicionalmente han jugado en este equipo muchos jugadores sudamericanos e incluso su mascota se llama “Indi”.
Antiguamente, a los que se sentaban en el último graderío se les veía el culo desde la calle, por lo que se empezó a llamarles “culés”. A los barcelonistas que no les gusta este apodo prefieren que se refieran a ello como “blaugranas” (en español “azulgranas” como las rayas de su camiseta).
Está claro que el apodo es por el color de su camiseta, pero también se les llama “heliopolitanos” porque su campo estaba situado en el barrio de Heliópolis (en griego: ciudad del sol) y a veces también se les llama “verderones”.
Se disputa con el Villarreal este sobrenombre. En este caso, porque a finales de los 80 estaba prácticamente hundido (para bajar de categoría) y finalmente se salvó, adoptando así el título de esa canción de The Beatles que engrana perfectamente con su indumentaria amarilla.
Se les llama así por su indumentaria azul cielo. También se les llama “celtiñas” (un término muy gallego) o, ya en plan despectivo por sus rivales, “portugueses” por su proximidad a Portugal y su acento cerrado.
Es el gentilicio de los nacidos en esta ciudad y se aplica los seguidores de este equipo; pero también de forma extraoficial, un grupo de seguidores se hace llamar “alcorazados” en relación al nombre de su campo de fútbol “El Alcoraz”.
Desde el siglo XV esta ciudad ha sido conocida por sus industrias del hierro y la fabricación de armas, de ahí que se llame “armeros” a sus seguidores.
El color de su camiseta se tomó del de la bandera de Navarra, de ahí que se les llame “rojillos”.
El popular comentarista deportivo Matías Prats los bautizó así por su indumentaria blanca, y con ese apodo se quedaron. También se les conoce –en tono despectivo- como “vikingos” por haber tenido en sus filas algunos jugadores nórdicos e incluso “The Times” los denominó así.
No tiene más historia que la franja verde que cruza horizontalmente el pecho de la camiseta y da nombre a los aficionados, aunque también se les nombra igualmente por su gentilicio: ilicitanos.
No tiene más misterio que el color azul oscuro de su camiseta.
La Nazarí fue la última dinastía musulmana que reinó en Granada y la que construyó la Alhambra; por este motivo los seguidores del Granada adoptaron este apodo.
Tras la Guerra Civil este equipo tenía jugadores pero no campo de fútbol, así que se unió con el Gimnástica que apenas tenía jugadores pero sí un campo donde jugar; como estaba situado en la ribera del río Turia, en donde había muchas ranas, se les llamó “granotas” (que significa “rana” en valenciano).
El color de su camiseta es blanquizaul (txuri-urdin en euskera) y ese es también el nombre de su himno.
Su campo estaba en el barrio de Nervión, de ahí que se llamase así a sus seguidores. Sus rivales, los béticos, les llaman “palanganas” porque se cuenta que una parte de sus seguidores se escindió para fundar el Betis y les dejaron una palangana para que llorasen en ella por presuntuosos.
En valenciano se utiliza mucho la expresión “ché” que significa “oye” y la misma se adoptó para los seguidores de este equipo, aunque sus rivales, despectivamente, les llaman “chotos” ya que en su antiguo campo pastaban las cabras.
A los de Valladolid se les conoce como Pucelanos, que viene del siglo XV cuando unos caballeros de esta ciudad fueron a Francia para ayudar a Juana de Arco y en francés doncella se dice “pucelle”.
Desde finales de los 60, cuando logró el ascenso a tercera división, se tomó la costumbre de poner por la megafonía del estadio la canción “Yellow submarine” de The Beatles. Como también su equipación era de color amarillo, ambos conceptos quedaron perfectamente unidos
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