lunes, 27 de diciembre de 2021

El único pueblo del mundo que tiene 3 aeropuertos

(AZprensa) 
¿Conocéis algún pueblo pequeño (pongamos que de unos 18.000 habitantes) que tenga tres aeropuertos? Pues esta es la historia de cómo descubrí que un pequeño pueblo de 18.000 habitantes, situado en el interior de la provincia de Pontevedra (Galicia, España), tenía tres aeropuertos, además de tener un gran puerto marítimo, una estación de tren y unas magníficas comunicaciones por carretera que lo convertían en el centro neurálgico de toda Europa.
 
Cuando en el año 1998 se anunció la fusión entre los laboratorios farmacéuticos Astra y Zéneca, era evidente que la nueva compañía debería desprenderse de aquellas instalaciones que estuviesen repetidas. Así sucedió, por ejemplo, en el caso de España: Zéneca tenía una fábrica en Porriño, un pequeño pueblo de la provincia de Pontevedra situado a 20 kilómetros de Vigo, y Astra tenía una fábrica en Hospitalet, muy próxima a Barcelona. La central pidió a los responsables de cada fábrica que hiciesen un documento explicando por qué su fábrica debía ser la elegida para seguir funcionando además de ser capaz de fabricar lo de las dos.
 
La fábrica de Astra era moderna, disponía de terrenos suficientes para ser ampliada, estaba muy cerca del aeropuerto de Barcelona (ciudad que además tiene un magnífico puerto marítimo) y perfectamente comunicada tanto con cualquier lugar de España (avión, tren y carretera) como de Europa.
 
La fábrica de Zéneca estaba en el pueblo de Porriño en donde hacía una parada el tren que iba de Madrid a Vigo y otras ciudades importantes de Galicia, tenía buenas comunicaciones por carretera y suficiente espacio adyacente para hacer ampliación de sus instalaciones. Pero como aquello era poco, decidieron adornarlo un poco. De esta forma dijeron que: estaban perfectamente comunicadas con toda Europa gracias al ferrocarril (evidentemente gracias al tren que la unía con Madrid le permitía hacer luego cualquier trasbordo para llegar a cualquier otro lugar); tenían uno de los puertos marítimos más importantes de España (se referían al de Vigo que sólo estaba a 20 kilómetros de distancia); tenían buenas carreteras que la unían con toda España e incluso con Portugal (recalcando que Portugal estaba a muy pocos kilómetros de distancia); y que tenían ¡tres aeropuertos! Sí, has oído bien, ni uno, ni dos, sino tres aeropuertos... y es que daban como propios el aeropuerto de Vigo que era el más cercano, pero también daban como propio el aeropuerto de Santiago de Compostela (total ¿qué son 60 kilómetros de distancia?) e incluso daban como propio el aeropuerto de Oporto, en el norte de Portugal (total ¿qué son 136 kilómetros de distancia y qué importa que uno de esos aeropuertos esté en otro país?).
 
Y llegó el día de la gran decisión en que debían elegir con cuál de las dos fábricas se quedaban. ¿Sabéis cuál fue la decisión final que tomó la  central? Pues eligió como fábrica para España la de Porriño. Sin embargo, creo que más que todos los argumentos que el director de la fábrica gallega esgrimió (incluyendo lo de los 3 aeropuertos) lo que de verdad inclinó la balanza a su favor fue un hecho eminentemente práctico: vender la fábrica de Galicia iba a ser mucho más difícil que vender la fábrica de Hospitalet, no sólo por sus características y ubicación sino porque la de Porriño compartía terrenos con una fábrica de agroquímicos de la misma compañía y además se tenía constancia que un informe medioambiental sería desfavorable a la hora de encontrar compradores ya que aquellos terrenos contenían residuos tóxicos de los agroquímicos que a lo largo de la historia se habían ido fabricando allí y que, si bien ahora se habían extremado al máximo las medidas de seguridad medioambiental, esto no fue siempre así y si un nuevo propietario metía las excavadoras y removía la tierra comenzarían a salir a la luz los residuos tóxicos de lindano, DDT, etc.


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1 comentario:

Josep Mª Panadés dijo...

Así fue, sí señor, y de las instalaciones barcelonesas sacaron un pastón al venderlas. El concurso de las dos candidaturas fue, para mí, claramente amañado, hubo muy poca transparencia, yo diría incluso que trampa.
La elección de la sede de la nueva compañía resultante de la fusión, AstraZeneca, entre Madrid y Barcelona, tampoco me pareció muy clara. Las oficinas catalanas se habían modernizado hacía muy poco y tenían mucho más espacio para acoger al nuevo personal que quisiera trasladarse a la, hasta entonces sede de Astra, y todo el edificio era de propiedad, mientras que el de Madrid no tenía espacio ni para las cajas de documentación que desembarcamos desde Barcelona, y eran de alquiler. De ahí que tuvimos que trasladarnos a una nueva ubicación en la que, creo recordar, que ocupábamos tres plantas de alquiler. Al personal de Astra se nos dijo que se había elegido Madrid porque a alguien de muy arriba le recordaba a Estocolmo (¿?) y que era en la capital de España donde estaba el Ministerio de Sanidad, como si esto fuera imprescindible para un laboratorio farmacéutico ubicado en nuestro país. Pero esto ya es agua pasada. YO me lo pasé muy bien los dos años que viví en Madris y guardo muy buenos recuerdos. Así es la vida.
Un saludo.