jueves, 16 de diciembre de 2021

¿Para qué vacunar a los niños?

(AZprensa) Los Gobiernos de todo el mundo se han lanzado ahora a la ofensiva (que viene de “ofender”) de querer vacunar a todos los niños, pero ¿qué razones (que viene de “razonar”) están dando? Porque resulta que si…
 
1.- Los niños que se infectan de COVID-19 ni se enteran o como mucho tienen unos síntomas más leves que los de un simple resfriado.
 
2.- Ningún niño infectado por COVID-19 ha muerto ni ha enfermado gravemente salvo alguno que ya estaba previamente gravemente enfermo.
 
3.- Las personas que se vacunan pueden volver a contagiarse y pueden contagiar a los demás; por lo tanto los niños que se vacunen podrán contagiarse y podrán contagiar a los demás, igual que si no se hubiesen vacunado.
 
4.- En los mayores –según dicen- la vacuna hace que si se infectan, los síntomas sean más leves; pero es que en los niños sin vacunar los síntomas si se contagian son inexistentes o leves.
 
5.- Las vacunas tienen efectos secundarios, algunos –como problemas cardiacos, trombosis, etc.- ya se están reconociendo públicamente, y otros muchos aún están por darse a conocer, tanto es así que las farmacéuticas acordaron con los Gobiernos no asumir ninguna responsabilidad ante los efectos adversos que apareciesen, mientras que esas mismas farmacéuticas sí que tienen responsabilidad respecto a los efectos adversos del resto de sus medicamentos.
 
Las preguntas que deben responderse con razonamientos lógicos son estas: 
¿Qué beneficio reporta la vacunación de los niños si a estos no les afecta el COVID-19 pero sí pueden afectarles los efectos secundarios?
¿De qué sirve que se vacunen si pueden igualmente contagiarse después y contagiar a los demás?
 
PD 1.- Ya hemos dicho que hablamos de niños sanos, no de aquellos con su salud deteriorada previamente, en los que una infección de cualquier tipo podría acarrearles serios problemas de salud.
 
PD 2.- Todos los medicamentos y vacunas tienen efectos secundarios y los laboratorios deben responder a las denuncias que les ponen por dichos efectos secundarios; sin embargo las “terapias génicas” (a las que llaman “vacunas” para no asustar) son la única excepción y los laboratorios farmacéuticos han conseguido de los Gobiernos quedar exculpados ante los efectos secundarios que puedan aparecer, y como los Gobiernos tampoco van a responsabilizarse de ellos, los pacientes quedan totalmente indefensos sin más derecho que el pataleo o la resignación.
 

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