(AZprensa) Muchas veces
se ha visto en las corridas de toros cómo hay que devolver a los corrales a un
toro que no embestía o estaba cojo, siendo sustituido por el sobrero (el toro
de reserva) y este último resultaba ser un excelente toro que propiciaba una
faena memorable. Algo así me sucedió cuando organicé una rueda de prensa para
presentar el primer estudio que se hizo sobre la situación de la urología en
España.
Ese estudio
había sido realizado por la Asociación Española de Urología y pagado, claro
está, por un laboratorios farmacéutico, en este caso AstraZéneca. Organicé la
rueda de prensa para su presentación en un hotel céntrico (como siempre, para
facilitar la asistencia de los periodistas) y teníamos pensado que hiciese la
presentación un eminente urólogo. Sin embargo este no pudo asistir y ocupó su
puesto el Dr. Antonio Allona, del Hospital Ramón y Cajal y secretario de dicha
Asociación. Es decir, a última hora, y ya fuera de cartel, tuvimos que echar
mano no de la figura anunciada sino de un sustituto.
Pero para
sorpresa agradable de todos, lo que en principio parecía un contratiempo se
convirtió a la hora de la verdad en una gran ventaja: el Dr. Allona era un gran
comunicador que se ganó de inmediato el interés de la audiencia. En
consecuencia, los periodistas se dieron cuenta que hablaban el mismo lenguaje,
entendieron todo perfectamente, y como consecuencia publicaron amplios
reportajes en sus respectivos medios de comunicación. Eso nos demostró que el
mejor ponente para una rueda de prensa no es el que más sabe o el que más
prestigio tiene, sino aquél que mejor comunica y mejor sabe conectar con los
periodistas.
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