(AZprensa) Tenía razón en lo que escribía ayer, al menos
en la conclusión cuando decía que todo iba a seguir igual: los médicos reservando
los nuevos antibióticos para casos extremos, y los laboratorios invirtiendo su dinero
en otras áreas terapéuticas más rentables que la antibioterapia. Y la razón me
la acaba de dar la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
La EMA acaba de presentar
un informe sobre la reserva de determinados antimicrobianos para el
tratamiento en humanos, a fin de luchar contra el problema de las resistencias
a los antibióticos.
Resumiendo, propone hacer una lista de antibióticos de
reserva exclusiva para tratamiento en seres humanos basado en estas tres
condiciones:
1.- Dejar esos antibióticos sólo para el tratamiento de infecciones que hagan peligrar la vida de las personas, y para aquellas situaciones en que no existan tratamientos alternativos o estos sean muy escasos.
2.- Que no se presente un riesgo de transmisión de la enfermedad de animales a humanos.
3.- Que no tengan un impacto negativo en la salud pública o en la salud animal.
Y en este club no sólo entrarán a formar parte del mismo
los antibióticos que cumplan los tres puntos anteriores, sino también los antivirales,
antifúngicos y antiprotozoarios que reúnan los citados tres requisitos
indispensables.
Se pone freno, igualmente, a la costumbre generalizada de
utilizar determinados antibióticos tanto para las personas como para los
animales, y dejan bien claro que los antibióticos que entren en esa lista se
excluirán completamente del contexto veterinario; es decir: cualquier
antimicrobiano de la lista jamás se podrá usar en ningún animal.
Se impondrán igualmente restricciones a las importaciones
y la esta lista será una base para ello. Aunque haya productos que dejen de
utilizarse en la UE, si se usan en otros lugares, la lista será un instrumento
básico para restringir las importaciones.
Pero que nadie crea que esto es un capricho. El problema
de las resistencias a los antibióticos es muy grave. Según el informe
“Investigación Global sobre la Resistencia a los
Antimicrobianos” (GRAM) más de 1,2 millones de personas murieron en 2019 como
resultado directo de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos. Y
si esto sigue así, se estima que para el año 2050 morirán 10 millones de personas
cada año por culpa de las resistencias a
los antibióticos.
Un análisis publicado en la revista “The Lancet” señala
que la resistencia a los antibióticos es ahora una de las principales causas de
muerte en todo el mundo, por encima del sida o la malaria.
La resistencia a dos clases de antibióticos que se
utilizan como primera línea de tratamiento en infecciones graves, como son las fluoroquinolonas
y los antibióticos betalactámicos, representan más del 70 por ciento de las
muertes causadas por resistencias.
Y si hablamos de las principales bacterias causantes,
tenemos en la lista al E. coli, S. aureus, K. pneumoniae, S. pneumoniae, A.
baumannii y P. aeruginosa, como responsables de 929.000 muertes directas. A
estos se unirían otras bacterias resistentes a la meticilina, entre las que
destaca el Staphylococcus aureus (S. aureus) responsable de más de 100.000
muertes directas.
Ojalá hubiese otra forma de evitar este problema; que fuésemos
todos capaces (médicos y pacientes) de ser responsables y utilizar
correctamente los antibióticos; y así los laboratorios invertirían grandes
sumas de dinero para descubrir nuevos y mejores antibióticos. Pero como la
experiencia nos demuestra que esto no es posible, sólo nos quedan medidas
restrictivas y cortoplacistas como estas, para que lo poco bueno que hay
disponible (antibióticos sin o con muy pocas resistencias) se utilicen con
cuentagotas para que mantengan su eficacia; aunque esto signifique que los
laboratorios sigan huyendo de investigar en este campo. Es un círculo sin
salida.
1.- Dejar esos antibióticos sólo para el tratamiento de infecciones que hagan peligrar la vida de las personas, y para aquellas situaciones en que no existan tratamientos alternativos o estos sean muy escasos.
2.- Que no se presente un riesgo de transmisión de la enfermedad de animales a humanos.
3.- Que no tengan un impacto negativo en la salud pública o en la salud animal.
Información relacionada: https://azpressnews.blogspot.com/2022/03/por-que-no-se-descubren-nuevos.html
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