(AZprensa) Probablemente la palabra “banquete” deriva de
“banqueta” y eso era lo que utilizaban los griegos de hace 2.600 años en sus
grandes celebraciones gastronómicas. Nada mejor que organizar un banquete para
celebrar cualquier acontecimiento y en ello se ponía el máximo empeño para que
todos los comensales quedaran saciados. Eso sí, los banquetes eran solo para
hombres, las mujeres se iban a comer a
otro lado lejos de ellos. Las únicas mujeres que se veían por los banquetes
eran las esclavas, las sirvientas y las bailarinas que, junto con los músicos,
servían y amenizaban la velada.
El plato estrella y que no todos se podían permitir
siempre era la carne, principalmente de cerdo y de cordero. El pescado era
mucho más frecuente y variado y se consumía casi a diario. También gustaban de
comer mariscos, sepia, calamares… Y también degustaban algunas sopas y purés de
verduras, aunque de estas últimas no había excesiva oferta en los mercados. Un
plato típico, a medio camino entre la sopa y el sólido, era el kykeón (una
mezcla de sémola de cebada y agua, aromatizada con diversas hierbas como poleo,
menta o tomillo). Otro alimento típico era el hidromiel, una mezcla de agua y
miel.
La comida principal del día era la cena (hubiese gran
banquete o no), que se tomaba siempre al caer el sol, mientras que el almuerzo
de mediodía solía ser bastante ligero. Por lo que se refiere al desayuno, este
se hacía a base de pan de cebada mojado en vino, higos, dátiles y aceitunas. El
queso, la fruta y los dulces, tampoco faltaban en su alimentación, como tampoco
la leche de cabra.
Fuente de información: https://amzn.to/3cDkAS7
No hay comentarios:
Publicar un comentario