(AZprensa) Hay una batalla interminable dentro de las empresas
farmacéuticas entre los que defienden (que son mayoría) dedicar recursos a la
red comercial para que los médicos receten sus productos; y los que defienden
(que son minoría) que todo eso está muy bien pero también hay que dedicar
recursos a la imagen corporativa.
Una acción de promoción tiene resultado directo en
ventas, es algo que se puede medir; en cambio, una acción de imagen corporativa
no tiene ningún efecto inmediato y medible en ventas. Sin embargo la imagen
corporativa transmite y hace que vaya calando en el destinatario algo tan
esencial como la “confianza”, y sin este valor añadido, la confianza, nadie
comprará ningún producto o como es en este caso, ningún médico recetará un
producto.
La imagen corporativa hace que nos familiaricemos con una
empresa y sus productos a través de su logotipo, de sus colores, de su estilo
gráfico, de sus mensajes… y todo ello hace que nos vayamos familiarizando con
la misma de una forma agradable y positiva. Todos nosotros, cuando vamos a
comprar algo y podemos elegir entre varias marcas, nos decantaremos la mayor
parte de las veces por aquella marca que nos resulta familiar, que la hemos
visto muchas veces, de la que hemos oído hablar… de esa marca que –en
definitiva y por todo lo apuntado- nos da confianza. Es algo tan sencillo como
esto: lo conocido da confianza, lo desconocido no.
Son muy pocos los laboratorios que dedican presupuesto a
la publicidad corporativa, y los que dedican algo de presupuesto, ese algo que
dedican es muy poco. Pero afortunadamente hace años se abrió una nueva vía para
hacer “publicidad corporativa” aunque con otro nombre: Responsabilidad Social
Corporativa (RSC). Con ese nombre tan rimbombante las agencias de publicidad y
de comunicación sí que han sabido vender a los laboratorios la necesidad de
proyectar una imagen positiva y socialmente responsable ante la sociedad. Y los
laboratorios han entrado por el aro, cegados por el resplandor de tan
exuberantes palabras.
Pero bueno, más vale eso que nada. A fin de cuentas, toda
acción de RSC es una acción de publicidad corporativa y contribuye a mejorar la
imagen de la empresa y a generar confianza en el público.
Por eso me vienen a la memoria las palabras de Sir Tom
McKillop, uno de los máximos dirigentes de la industria farmacéutica, cuando
dijo: “La reputación del grupo y la seguridad y confianza de aquellos con
quienes se relaciona, son de gran importancia para el negocio”.
Como ha dicho muchas veces este directivo, las empresas
deben ser además “un buen vecino” y contribuir en la medida de sus posibilidades
a la mejora de la comunidad en donde desarrollan su actividad.
“La edad de oro de la industria farmacéutica”, un viaje a los años en que la transparencia informativa llegó a los laboratorios, de la mano de uno de sus grandes directivos.
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