(AZprensa) Hubo un tiempo en que el periodismo era una
profesión digna y los medios de comunicación paladines de la verdad.
Hoy en día se han convertido en esclavos del poder y en
vez de informar se dedican a propagar las consignas que les dan y, en este
caso, a fabricar terror.
Durante casi ya dos años hemos padecido la presión
terrorífica –a través de dichos medios y en especial de las televisiones- de la
pandemia de COVID-19.
Se tomaron un respiro cuando el volcán de Cumbre Vieja asoló la isla de La Palma, y entones toda la “información” se centró
en la tragedia humana y medioambiental que estaba causando la erupción.
Ahora tienen la guerra de Ucrania y un nuevo filón se
abre para ellos para seguir aterrorizando a la población. Y si afortunadamente,
la guerra acaba pronto, surgirá una nueva cepa del virus o cualquier otra
desgracia para seguir metiendo miedo.
Eso es lo único que saben hacer ahora: meter miedo.
Y ¿por qué lo hacen?
Muy sencillo: Las órdenes que reciben desde arriba así se
lo indican, porque una población con miedo acepta sin rechistar todo lo que le impongan.
Así ha sucedido a lo largo de la historia durante siglos y siglos.
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