(AZprensa) Pues bien, en aquellas reuniones periódicas
que manteníamos en la sede de ICI-España, coincidía con la secretaria de
Alfredo Rubín, Matilde Casals, quien me dijo en una ocasión ‘El Sr. Rubín ha
dicho que es una pena que no sepas inglés, porque sería muy bueno para tu
carrera dentro del grupo’.
Te preguntarás ahora: “¿Trabajabas en una multinacional británica
y no sabías inglés?”. Y la respuesta correcta debería ser: “Pues sí, trabajaba
allí ‘a pesar de no saber inglés’ porque yo supe venderles, cuando me
contrataron, que el inglés se puede aprender en poco tiempo pero la formación y
la experiencia en Comunicación es labor de muchos años y yo sí que tenía toda
esa formación y toda esa experiencia”.
Por lo tanto había aterrizado en la división de agroquímicos
de esta multinacional sin saber más que cuatro cosas de inglés, como la mayoría
de los españoles a quienes sólo nos han enseñado gramática, aburridísma
gramática. En mi época incluso, yo era de los primeros que había estudiado inglés
en el bachillerato, porque en aquellos años la mayoría se decantaba por el
francés. Pero ¿qué inglés? Veamos: Desde los 14 años hasta los 18 años prácticamente
no avanzabas más de tres niveles en inglés, porque todo se reducía a aprenderse
los verbos y sus conjugaciones; a escribir frases y analizar dónde estaba el
complemento directo, el sujeto, etc.; a cómo ponerla en interrogativa o cómo
decirla en pasado… y a repetir, y repetir y aprender todo de memoria. Llegué
por fin a la carrera y… ¿qué me encontré? Efectivamente se daba inglés pero…
empezando otra vez de cero, es decir, de nivel de auténtico principiante.
Conclusión: lo mismo que había sucedido en el bachillerato sucedía ahora en la carrera;
seguía sin avanzar lo más mínimo.
“La industria farmacéutica por dentro”:
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