martes, 8 de mayo de 2018

Usamos la Luna como calibrador óptico


(AZprensa) Numerosos satélites de observación de la Tierra emplean un ingrediente extra para garantizar la calidad y la fiabilidad de sus datos medioambientales: la Luna. Y es que mientras que la superficie terrestre se halla en constante evolución, la cara de la Luna no ha cambiado en millones de años, salvo contados impactos de meteoritos. Por eso, la luz que refleja la superficie lunar es una fuente de calibración perfecta para los instrumentos de observación de la Tierra.

Por este motivo se acaba de colocar en las laderas del volcán Teide (Canarias, España) un instrumento dirigido a la Luna que, al estar situado por encima de la mayoría de las nubes y del polvo en suspensión, podrá medir con mayor exactitud  las variaciones nocturnas en la luz de la Luna y, con el tiempo, mejorar la precisión de los trabajos de calibración lunar.

“Agencias espaciales de todo el mundo utilizan la Luna para evaluar y supervisar la calibración de los instrumentos ópticos de observación de la Tierra —explica Marc Bouvet, responsable del proyecto de la ESA—. Estos instrumentos se calibran cuidadosamente antes de su lanzamiento pero, una vez en el espacio, su rendimiento puede variar debido, por ejemplo, a la radiación, a la contaminación de la lente o a cambios mecánicos”.

“Tenemos que estar seguros de que los cambios en la luz recibida desde la Tierra representan cambios reales en el terreno, y no cambios en el instrumento. Por eso necesitamos objetivos de calibración que representen una fuente de luz estable e invariable para identificar cualquier variación en el rendimiento de las mediciones del instrumento espacial”.

“En comparación con cualquier lugar de la Tierra, la superficie de la Luna es inmutable —añade Marc—. Así, un gran número de misiones de observación de la Tierra la usan para supervisar la estabilidad de sus calibraciones, ya sea desde la órbita baja terrestre o geoestacionaria”.

El instrumento instalado en el Teide es un fotómetro solar, parecido a los que se usan en la red mundial que mide las partículas de la atmósfera. Este, en cambio, se ha adaptado especialmente para que funcione por la noche en lugar de por el día y así medir la luz de la Luna.

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