(AZprensa)
Cada vez que se habla de enviar una misión tripulada a Marte se va retrasando
la fecha prevista de ejecución; tantos son los problemas y retos técnicos que
esto supone. Por eso, y hasta que llegue el momento de enviar seres humanos, se
ha pensado en algo más factible: traer una parte de Marte a la Tierra para
analizarla aquí.
Gracias
a la cooperación internacional esto será factible y así lo han refrendado
mediante un acuerdo la ESA y la NASA, firmando una declaración conjunta para
explorar conceptos de cara a misiones para traer muestras de suelo marciano a
la Tierra.
Para
empezar, una primera misión de la NASA, Mars Rover 2020, recogerá muestras
superficiales que guardará en 31 recipientes del tamaño de un bolígrafo,
dejándolos listos en espera de ser recogidos más tarde. Mientras tanto, el
robot ExoMars de la ESA, que llegará a Marte en 2021, perforará hasta dos
metros por debajo de la superficie en busca de rastros de vida.
Más
adelante, una segunda misión con un pequeño robot de recogida aterrizaría cerca
de ambos y retiraría las muestras, llevándolas hasta un pequeño contenedor, del
tamaño de un balón de fútbol, situado en un cohete que despegaría y colocaría
dicho contenedor en órbita marciana.
Finalmente,
una tercera sonda enviada desde la Tierra llegaría a la órbita marciana y
capturaría dicho recipiente con las muestras y las traería de regreso a la
Tierra y, una vez pasada la cuarentena, un equipo internacional de científicos
las analizaría detalladamente.
Como
se ve, un complicadísimo trabajo de precisión y coordinación, que sin embargo
resulta más sencillo que enviar seres humanos a Marte. Puesto que aún no somos
capaces de ir a Marte, tendremos que conformarnos con traer un poco de Marte
hasta nuestro planeta.
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