martes, 8 de mayo de 2018

La espondilitis anquilosante no es un simple dolor de espalda


(AZprensa) La Espondilitis Anquilosante pertenece al grupo de las enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID por sus siglas en inglés), que afectan a 6 de cada 100 españoles. Comparten una inflamación crónica sistémica causada por una alteración del sistema inmune. Se calcula que el 40% de las personas con EA puede desarrollar alguna IMID como la uveítis, psoriasis, lupus o Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII): en concreto, un 30% de pacientes con EA puede presentar uveítis; un 15% puede desarrollar psoriasis; y un 10%, EII. De hecho, un 60% de pacientes con espondiloartritis axial pueden llegan a presentar inflamación intestinal microscópica.

Como coinciden los expertos, el diagnóstico precoz es básico para un mejor pronóstico. En este sentido, en muchas ocasiones las personas con dolor de espalda no saben cómo distinguir un dolor de espalda mecánico o no patológico de un dolor inflamatorio que se encuentra en el origen de esta enfermedad. De cara a la identificación temprana de la enfermedad, es importante señalar que la genética juega un papel importante: de hecho, se calcula que el 20% de los pacientes de espondilitis anquilosante tienen antecedentes familiares con espondiloartritis.

A pesar de que la identificación precoz de los síntomas sigue siendo una asignatura pendiente, los especialistas destacan el enorme progreso que se ha experimentado en los últimos años. “Antes llegaban pacientes con hasta 9 años de retraso en el diagnóstico y daño irreparable. Ahora se diagnostica antes, pero aún queda mucho por hacer”, añade el Dr. Jesús Sanz, reumatólogo de Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda (Madrid). En este sentido, la derivación temprana al especialista puede ser un factor clave.

La EA puede aparecer en personas jóvenes de entre 20 y 30 años por lo que tiene un gran impacto social, laboral y familiar en sus vidas. “El dolor de espalda crónico puede dificultar tareas tan simples como levantarse de la cama o bajar las escaleras, por lo que unido a las frecuentes manifestaciones extraarticulares que se asocian a la EA, repercute mucho en la calidad de vida. En este sentido, para el paciente es fundamental contar tanto con apoyo del entorno como con la máxima información posible”, afirma Pedro Plazuelo, presidente de la asociación de pacientes CEADE.

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