(AZprensa)
Ya está aquí una nueva campaña de publicidad para animar a los ciudadanos a que
revisen sus botiquines y vayan a la farmacia a tirar todos esos restos de
envases de medicamentos que o bien han caducado o se quedaron a medias y no los deberían volver
a utilizar sin la correspondiente recomendación del médico.
Gracias
a esta campaña de publicidad, nos enteramos que la empresa que se dedica a
reciclar los medicamentos se llama SIGRE y que las farmacias son sus fieles
colaboradoras ya que tienen a disposición del público unas papeleras especiales
para acoger esos restos de medicamentos.
Pero
¿se ha preguntado alguien cómo paga SIGRE esa campaña de publicidad? ¿Cómo paga
a sus empleados? ¿Cómo obtiene sus ingresos SIGRE? Porque SIGRE no es una ONG y
aunque lo fuese, también necesitaría dinero para hacer frente a los costes de recogida
y tratamiento de basura de medicamentos.
Nada
de eso se dice en la campaña. Sólo se habla de SIGRE, de la importancia de
reciclar, y de las farmacias como puntos para entregar los restos de
medicamentos.
Conclusión:
SIGRE es un desagradecido porque no dice que su loable labor es posible gracias
a que los laboratorios farmacéuticos le dan el dinero necesario, y los
mayoristas (los distribuidores de medicamentos) hacen gratuitamente el transporte.
Sólo las farmacias, que colaboran poniendo en sus establecimientos esos puntos
de recogida, son nombradas en la campaña; de laboratorios y mayoristas se ha
olvidado… y ya son 18 años los que lleva trabajando SIGRE en esta labor.
Para
que lo sepan todos los lectores, los laboratorios farmacéuticos pagan una pequeñísima
cantidad de dinero a SIGRE en función del número de envases que venden, pero
como el número de envases vendidos es muy grande, la cantidad a pagar también
es importante. Por lo que se refiere a los mayoristas, estos no pagan nada,
pero hacen gratis para SIGRE el trabajo de recogida desde las oficinas de farmacia
hasta el centro de reciclaje de SIGRE. Pues tampoco para estos hay una sola
palabra de agradecimiento.
Todo
esto es una prueba más de lo tontos que son los laboratorios farmacéuticos. Tan
asumido tienen su papel de “malos” que cuando hacen algo bueno no se les ocurre
divulgarlo a los cuatro vientos. Así que siguen pagando dinero a SIGRE, un año
tras otro, para que sean otros los que se lleven la buena imagen del cuidado
del medio ambiente.
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