(AZprensa) Cada poco tiempo se nos anuncia el descubrimiento de algún nuevo exoplaneta, es decir, un planeta que gira en torno a otra estrella que no es nuestro Sol, alimentando así la fantasía de encontrar otros mundos, algunos de los cuales puedan albergar la vida. La realidad es que si tan sólo en nuestra galaxia (la Vía Láctea) hay 400.000 millones de estrellas, es lógico pensar que también existan miles de millones de planetas, muchos de los cuales con características parecidas al nuestro. Y eso hablando de la Vía Láctea, porque en el espacio visible (esa pequeña parcela que llegamos a ver) hay miles de millones de galaxias, así que multiplica… y no tendrás cifras suficientes para escribir el número de exoplanteas existentes.
Pero vamos a hacer ahora un ejercicio que nos propone el físico e ingeniero aeroespacial de la NASA Johnson Space Center, Eduardo García Llama:
La estrella más cercana a nosotros se llama Próxima Centauri y tiene un planeta llamado Próxima b que es algo mayor que la Tierra y está a una distancia de su estrella que le permitiría tener agua en estado líquido y por tanto condiciones favorables para la vida. Sin embargo no está precisamente muy cerca, sino todo lo contrario: está a 4,2 años luz.
Para hacernos una idea de la distancia, pensemos en un campo de fútbol. Justo en el centro del mismo hay un garbanzo que es nuestro Sol. A un metro de distancia se encuentra la Tierra, cuyo diámetro (siguiendo estas proporciones) es del grosor de un pelo, y la Luna la tendríamos a 2,5 milímetros de distancia. Pues bien, ¿dónde se encontraría Próxima b? Quizás alguno piense que cerca de un córner, otros dirán que en la parte alta del graderío… y ninguno acertaría. Esa estrella y su planeta, que son los más cercanos a la Tierra, estarían situados –siguiendo esta proporción- a 270 kilómetros de distancia de nuestro planeta!
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