miércoles, 26 de febrero de 2020

La contaminación de las ciudades eleva la presión arterial


(AZprensa) Una investigación liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que la contaminación atmosférica derivada del tráfico está asociada a niveles altos de presión arterial.

Los investigadores han observado que un incremento de la concentración diaria de contaminación atmosférica por material particulado ultrafino (con un diámetro inferior a 100 nanómetros) está asociada a un “aumento significativo” de la presión arterial, medida a través del monitoreo ambulatorio mediante holter (un dispositivo portátil que mide la frecuencia cardiaca) durante 24 horas.

“Las partículas ultrafinas, cuya principal fuente de emisión en áreas urbanas es el tráfico, es un factor de riesgo cardiovascular y, tal y como hemos observado en el estudio, también en el control de la presión arterial. En concreto, un incremento de 10.000 nanómetros de partículas ultrafinas está asociado con aproximadamente un aumento de 3 milímetros de mercurio de los niveles de presión arterial diastólica”, explica el investigador del CSIC Aurelio Tobías.

“La presión arterial es uno de los factores de riesgo más importantes de las enfermedades cardiovasculares. Un incremento significativo de la presión arterial puede conllevar riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal o muerte prematura”, resalta Tobías.

Aparte de incrementar los síntomas cardiovasculares, la contaminación atmosférica también aumenta los respiratorios, indica el investigador del CSIC. “Estudios recientes muestran los efectos negativos en el aparato reproductor y el sistema nervioso. También afecta al desarrollo neuronal e incrementa el riesgo de cáncer, sin olvidar el gasto derivado que conlleva para el sistema sanitario”, ha añadido, recordando que  las medidas puestas en marcha para reducir el tráfico en las grandes ciudades no son suficientes.

Las mediciones para este estudio, publicado en la revista “Journal of Hypertension”, se han realizado en Barcelona y el trabajo

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