(AZprensa) En el año 712 los musulmanes llegaron a la Península Ibérica, construyendo muy pocos años después la fortaleza musulmana de Calatrava la Vieja. Años más tarde se construyó el Castillo de Daimiel, para así controlar mejor la línea defensiva del Guadiana. Este castillo “de buena planta” ocupó una manzana cuadrada cerca de la Plaza de Santa María y a su alrededor se agrupó una escasa población que hasta ese momento había estado dispersa y fue durante mucho tiempo el centro neurálgico de esta zona. En escritos del año 1245 se cita “queste pueblo parece ser fundado de 300 años poco más o menos a esta parte”, es decir, en torno al año 900.
Los moradores musulmanes poseían una mezquita donde
dirigían sus plegarias, en el sitio que posteriormente ocuparía la Iglesia de
San Juan, cercana al Castillo. La orientación de esta mezquita era hacia
Oriente, y existen restos de una posible cúpula y de dos hornacinas. De la
existencia de esta mezquita dan fe las “Relaciones de Felipe II”, donde se dice
“...es una casa que tenían por mezquita antiguamente los moros...”.
Pero de aquél “castillo de buena planta” hace siglos que no queda del mismo ni un solo ladrillo.
Pero de aquél “castillo de buena planta” hace siglos que no queda del mismo ni un solo ladrillo.
Imagen: Ruinas de un castillo musulmán, de los muchos que poblaron la península ibérica.
Fuente: “Diccionario Daimieleño – Español”, de Vicente Fisac. Disponible en Amazon, en ediciones digital e impresa.
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